martes, abril 17, 2007

Una historia sin resolver

Capítulo XXI

Cuando reuní todos los papeles me puse de pie rápidamente, las piernas me temblaban y automáticamente me ruboricé. Nuevamente había tropezado con Bruno, se imaginaran mi desconcierto, no entendía que es lo que podía estar haciendo ahí.
-¡Que coincidencia! Nuevamente nos encontramos. Soy Bruno… ¡se me había olvidado que ya me conoces! Ésta es la oportunidad perfecta para que me digas de dónde nos conocemos.-Dijo imponente.
No quería verlo más, ya había decido borrarlo por completo de mi vida ¿Qué había hecho de mal para que se me apareciera otra vez? Él era parte del pasado, lo había decidido hace muchos años y lo había reafirmado el viernes cuando nos volvimos a encontrar y no me reconoció. Lo miré, di media vuelta para irme pero antes de dar un paso él se interpuso velozmente en mi camino y me dijo:
-Al menos dime tu nombre.
No hizo falta que yo le dijera nada, mientras estábamos ahí en silencio, inoportunamente desde un extremo del pasillo alguien gritó:
-¡Ofelia!
Quería correr, desaparecer o cualquier cosa para no encontrarme con la sorprendida mirada de Bruno, sabía que al oír mi nombre al menos tendría una idea de quien era yo. Pero ya era tarde, ya había puesto sus ojos en mí y yo me había encontrado con los suyos, me observaba incrédulo. Yo no sabía que decirle, me quedé muda como de costumbre, pero el sonriendo preguntó:
-¿¡Ofelia!? ¿¡La amiga de mi hermana Matilda!?
Me demoré un poco en contestar, pero ya daba lo mismo, había sido descubierta y con eso venía el verdadero reencuentro, el que yo quería evitar, no sé por que.
-Si, soy yo.
No alcancé a decir nada más porque Flor llegó, venía reclamando porque le había costado encontrarme en ese lugar tan grande.
-¡Al fin te encuentro Ofelia! ¿Y él quien es? ¿No será un pretendiente y me lo tenías escondido? ¡Por eso el viernes llegaste tan rara!
Si antes estaba roja, ahora lo estaba mucho más, porque cuando Florencia mencionó lo del día viernes Bruno parecía aún más confundido y la intensidad de su mirada me ponía aún más nerviosa. Pero a pesar de todo ese lío el quiso romper la tensión y presentarse con Florencia:
-Soy Bruno, un viejo amigo de Ofelia.
Flor palideció y estaba igual que yo, callada, pero su silencio no duró mucho porque de un momento a otro gritó:
-¿¡Bruno!? Ofelia ¿él es tú Bruno?
Recalcó eso de “tú Bruno”, por lo que la fulminé con la mirada, pero al menos con ese comentario logró que me salieran las palabras, indiferente contesté:
-Si Flor, él es Bruno, ese vecino del que te hablé. Ella es mi amiga Florencia.
-¿Sólo vecino? ¡Yo creí que éramos amigos! ¿Por qué si me reconociste no me lo dijiste en ese momento?-Interrogó.
-Bueno porque…porque…-Trate de responder.
-Porque se puso nerviosa. ¡Imagínate! Con lo cambiada está, seguramente entró en pánico y pensó que era sólo coincidencia lo del nombre.-Dijo a tiempo Florencia.
-Pero podías haber…-Bruno fue interrumpido por Flor.
-¡Que bueno que se encontraron! Pero esto no parece el reencuentro de dos amigos, es todo menos eso. ¡Falta el abrazo!Yo quiero mucho a Florcita pero en ese momento quise matarla ¿en qué estaba pensando para que se le ocurriera sugerir eso? Para mi sorpresa, a Bruno no le parecía tan tonta la idea, me quitó las cosas que tenía en la mano, se las pasó a Florencia y me abrazó tan fuerte que parecía que le alegraba volverme a ver.

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