jueves, junio 28, 2007

Una historia sin resolver

Capítulo XXXVII

-¿Qué te pasa? ¿Te volviste loco? ¡Es demasiado temprano para salir!
-¡Haz lo que te dice! ¡Dúchate y vístete! No tenemos mucho tiempo, así que apúrate.-Gritó Flor desde su pieza.
No supe en que momento mi amiga había despertado, no entendía nada, pero sabía que algo estaba pasando. A pesar de todo, seguí sus instrucciones, Florencia me ayudo a escoger una ropa “adecuada” con la que según ella me vería hermosa. Me pasó una falda negra larga y una blusa blanca transparente, que no sé de donde sacó pero parecían nuevos. A los pocos minutos salí vestida, me sentía muy incómoda vestida así, pero era tan temprano que obedecía a mis amigos por inercia. En cuanto estuve lista salimos del departamento, nos subimos en el auto de Lucas quien se puso en marcha a toda velocidad, eso fue lo que hizo despertar definitivamente mi curiosidad. Pregunté hacia donde íbamos tan apurados, pero en vez de una respuesta recibí gritos y regaños de ambos, lo que me confundió pero finalmente dejé pasar. Media hora después Lucas se estacionó, me di cuenta de que habíamos llegado a la casa de Bruno y de inmediato se me hizo un nudo en el estómago, mi actitud sumisa cambió de inmediato, enojada grité:
-¿¡Qué estamos haciendo aquí!? ¿¡Cómo se les ocurre traerme engañada!?
-¡Cálmate! No te trajimos engañada, sólo omitimos una pequeña parte del plan, que tampoco conocías. Cuando sepas por qué estamos aquí tú decidirás que hacer.-Dijo Flor.
-Bruno se va hoy.-Informó Lucas con frialdad.
Por un momento se me paralizó el corazón, sentí como un hielo se apoderaba de mí, había llegado el momento que tanto temía. Se había terminado mi plazo y no había decidido nada, para mí no era una solución decirle a Bruno que se quedara, no podía ser tan egoísta. Flor y Lucas me miraban con compasión, nadie decía nada, hasta que al final mi alocada amiga se bajó del auto, abrió mi puerta y de un tirón me sacó a mí también. Me arregló un poco la ropa y calmadamente me dijo:
-Ofelia, ésta es la última oportunidad que tienes de decirle lo que sientes y de reconciliarte con él. Haz lo que tú corazón diga ¡Que no intervenga la razón! Este es el momento preciso para que tu boca cobre vida propia y digas lo que sientes de verdad.
-Bruno te ama, sé que haría cualquier cosa por ti. Te toca arriesgarte, demuéstrale que lo quieres.-Agregó Lucas con seguridad.
Sentía un cosquilleo en el estómago, no sabía como podía reaccionar “ojitos claros” pero a pesar de todo estaba dispuesta a decirle que lo quería, si lo perdía ya no me importaba nada. Había sido una tonta al aterrorizarme tanto, mi reacción había sido la de una niña, todo había estado mal, pero ahora podría hacer algo para que al menos la historia terminara mejor. Golpeé, oí unos pasos que se acercaban a abrir y me hice hacia atrás, finalmente Matilda apareció. Me recibió muy alegre, hace algún tiempo que no nos veíamos pero ya estaba enterada de todo, así que me hizo pasar hacia la habitación de Bruno, él estaba arreglando sus cosas. Subí la escalera muy despacio, entré a su pieza sin que se diera cuenta y cerré la puerta, él se volteó y me miró impactado. La verdad es que no tenía claro por donde empezar, quería decirle tantas cosas pero no sabía cual debía ser primero. Balbuceé algo que ni si quiera yo entendí, pero al final él tomó la palabra:
-Estas muy linda ¿Alguna ocasión especial?
-Gracias. La verdad es que hoy es un día especial.-Contesté nerviosa.
-¿Puedo saber por qué? ¿Te ganaste un premio o algo así?-Preguntó Bruno indiferente.
-No, no me he ganado nada. De hecho estoy perdiendo a una de las personas más importantes en mi vida.
-¿Por qué es especial entonces? ¿Te alegra perder a una persona importante en tu vida?
-No, es especial porque hoy, por fin, mi boca actuará en equipo con lo que siento y pienso. Yo vine a decirte que…
-Espera. ¿Estas segura de que me quieres decir algo? ¿Cómo me aseguro de que terminaras de decirme lo que quieres sin salir corriendo antes? No quiero quedar más mal antes de mi viaje. Tú sabes que yo te quiero, pero ya no podría soportar que huyeras de mí por última vez. Si viniste a despedirte espero que lo hagas bien.
Me di vuelta hacia la puerta y de inmediato Bruno agachó la cabeza, pensó que como siempre me iría. Pero se equivocó, estaban las llaves puestas así que les di una vuelta y luego se las tiré a él y le dije:
-Ya no quiero huir de lo que siento, tampoco puedo hacerlo a menos que me tire por la ventana.
Él rió, se sentó en la cama y me invitó a hacer lo mismo, cuando estuve a su lado con una leve sonrisa bromeó:
-Te prometo que en esta cama no va pasar nada que no quieras.
-Lo que va a pasar en ésta cama es lo que yo quiero, te lo aseguro.-Contesté con firmeza.
-¿En serio? Espero que sea lo que estoy pensando.-Dijo mientras se acercaba cariñoso.
-Si lo que estás pensando es que voy a hacer el amor contigo… ¡Olvídalo!
Bruno me miró con cara de decepción y luego dijo:
-No perdía nada con preguntar.
-Bueno, no por ahora. –Dije sonriendo.
-¿Qué dijiste? ¿Qué quiere decir ese “no por ahora”?
-Quiere decir que ¡te amo! Que quiero estar contigo siempre y que quiero vivir todo lo que nos pasa al máximo. Perdóname, sé que estuve mal pero nunca pensé que algo tan grande como lo que siento por ti fuera real, eso fue lo que me asustó. No quiero perderte otra vez, pero tampoco quiero que pierdas ésta beca porque es una gran oportunidad.
-¡No me interesa la beca! ¡Quiero que estemos juntos! Si iba a viajar es porque no podría soportar tenerte tan cerca y a la vez tan lejos. A pesar de tu carácter endemoniado y tus inseguridades, hace años atrás y ahora, lograste lo que nadie mas pudo… me enamoraste. Y yo también he sentido miedo por esto, porque nunca me había sentido así, pero prefiero arriesgarme a estar sin ti.
Me tiró hacia atrás y nos besamos por largo rato. Es difícil describir como me sentí otra vez entre sus brazos y con sus besos, en ese momento entendí que había luchado tantos años por olvidarlo y no pude, era absurdo que ahora que nuevamente había aparecido en mi vida y después de todo lo que había pasado lo dejara ir. Había soñado y esperado por años que se me diera una oportunidad con Bruno, era algo que parecía imposible pero que se había cumplido, no podía dar por hecho que todo sería un fracaso sin haberlo intentado. Cuando termino el beso reconciliador empezamos a discutir por lo del viaje, a toda costa Bruno quería quedarse en Santiago pero yo no lo iba a permitir, estaba dispuesta a esperarlo, sólo serían un par de meses. Estábamos decidiendo lo que haríamos cuando golpearon la puerta, eran Flor y Lucas que gritaban como locos, no entendimos nada de lo que dijeron. Bruno abrió la puerta, venían a decirnos que ya era hora de irnos al aeropuerto, “ojitos claros” se negó al principio pero finalmente lo convencí de que eso era lo mejor y que todo estaría bien entre nosotros. Lo había esperado diez años, podía esperar unos meses más, quería lo mejor para él y eso era lo correcto.
Partimos al aeropuerto, una hora más tarde estábamos esperando a que llegara el momento de la partida de Bruno, no nos despegamos ni un solo momento. Estaba aferrada entre sus brazos asegurándome de no olvidar su olor que me haría tanta falta, tratando de guardar la mayor cantidad de besos para poder soportar su ausencia, queriendo convencerme de que todo pasaría muy rápido y pronto él estaría de vuelta.
Llegó la hora de la despedida, estaban llamando a los pasajeros con destino a Alemania, sentí como se apagaba toda mi felicidad al tener que separarme de él. Pero quería que todo terminara ya, mientras mas rápido se fuera más pronto volvería; aguantando mis lágrimas y tratando de que no se me quebrara la voz para que no se preocupara, intenté despedirme. No pude, había un lío con el pasaje de Bruno, Lucas lo tenía porque él se lo había comprado, el problema era que no lo encontraba. Unos minutos después mientras él y Flor reían con complicidad sacó el bendito boleto, Bruno lo recibió y miró extrañado, confundido dijo:
-Lucas ¿Por qué me pasas dos pasajes?
Nuestros amigos nos miraban sonrientes, pero ni “ojitos claros” ni yo entendíamos nada, hasta que por fin se decidieron a explicarnos:
-El otro pasaje es para Ofelia. Pensé que te gustaría la compañía de tu amor.-Dijo Lucas.
-¿¡Qué!? ¿¡Para mí!? ¡Pero si no tengo nada listo para viajar! ¡No tengo mis papeles, ni si quiera tengo maleta!- Contesté sorprendida.
-¡Ya me encargue de eso! Toma, aquí está tu pasaporte y tu maleta.-Dijo Flor entregándome las cosas.
Nos costó un segundo reaccionar, ni Bruno ni yo creíamos lo que estaba pasando, parecía de teleserie, pero era real, y lo mejor que nos podía haber sucedido. Feliz pregunté:
-¿Por qué no me dijeron nada? ¡Yo…!
-Tú, nada. Decidimos acorralarte porque así no tienes justificación para no irte con él, está todo arreglado. Por la universidad no te preocupes, yo me encargaré de buscarte un reemplazo y justificarte. Ahora váyanse y sean felices. ¡Los queremos!-Dijo Lucas
Hace un rato nos subimos al avión, luego de una larga despedida llena de agradecimientos para Flor y Lucas, es increíble que ya estemos despegando. Bruno está a mi lado leyendo las últimas palabras de la primera parte de nuestra historia de amor que recién comienza, una historia que fue resuelta de la mejor manera… con un final feliz.


FIN

viernes, junio 22, 2007

Una Historia Sin Resolver

Capítulo XXXVI

Se iba, otra vez nos separaríamos pero era lo mejor. Por fin mi historia sería resuelta, tendría un final y podría seguir mi camino. Lo amaba demasiado, pero las diferencias a la larga pesan. Él siempre tan soñador y entregado a sus sentimientos, yo amargada y con el miedo siempre persiguiéndome. Las marcas que me dejó el pasado me adiestraron para evitar sentir, no podía amar con libertad.
Ahí estaba, frente al único hombre al que había amado y al que le había entregado parte de mi corazón por primera vez, él que se había encargado de hacerme olvidar todo y de hacerme sentir lo que era entregarse y amar. Se me partió el alma cuando me dio la noticia, pero se iba a buscar la felicidad a otro lado y eso me reconfortaba, él siempre estaría en mi memoria. Seguí la voz de mis sentimientos por última vez, lo abracé y besé tiernamente sus labios, para mi sorpresa fui correspondida. No quería que Bruno pensara que eso era una reconciliación así que me adelanté y cuando nos separamos le dije sonriendo:
-Sé que te irá bien. Buena suerte y buen viaje. Adiós.
Me fui tratando de mantenerme firme, no pude mirar hacia atrás. No seguí trabajando esa tarde, me excusé en la universidad y me fui al departamento. Flor no estaba, lloré amargamente el resto del día y no entendía la razón, mejor dicho la sabía, pero no quería reconocer que todo lo que había hecho estaba mal.
Florencia llegó por la noche, me encontró tirada en mi cama con los ojos hinchados, tan sólo con verme supo que mis lágrimas eran por Bruno. Se sentó a mi lado y acarició mi cabeza tratando de consolarme, con tono maternal me preguntó:
-¿Qué pasó? No me gusta verte así. Llevas días llorando y no entiendo por qué.
-Bruno se va. Se ganó una beca y se va a Alemania.-Contesté entre sollozos.
-¿Por eso estás llorando? ¿Lloras por que al fin se aleja y te dejará en paz?
-¡No! ¡No sé! Debería estar feliz por él, pero no puedo. A mi no me importaba tenerlo cerca aunque no estuviéramos juntos, pero al menos lo veía. Ahora ni eso.-
-¡Déjate de tonteras! No quieres que se vaya, lo amas y sabes que la decisión de dejarlo cuando apenas empezaban a quererse es la incorrecta. Ahora que ves la amenaza de perderlo te entró el pánico. ¡No entiendo como vas a dejar que el amor de tu vida se te escape otra vez! ¡Haz tenido dos oportunidades! No creo que haya una tercera, no te la mereces. Él ya se la jugó por ti, ahora está todo en tus manos.-Dijo Flor irritada.
Talvez ella tenía razón, ya era tiempo de que creciera y madurara, tenía que enfrentarme a mis sentimientos para ser feliz de verdad. Me quedaban varios días para saber que hacer, así que me dormí tranquila, luego pensaría en como reparar mi error y recuperar a “Ojitos Claros”.
Pasó otra larga semana sin ver a Bruno, sólo sabía de él por Lucas que a cada minuto me repetía que su amigo, aunque no lo reconocía en el fondo de su corazón, aún esperaba por mí. Yo estaba decidida, estaba dispuesta a todo, quería estar con el único hombre que me podía hacer feliz pero no podía ser tan egoísta. No quería arrebatarle la oportunidad de realizarse, esa beca era muy importante para su carrera ¿qué podía hacer para que todo terminará bien?
Llegó el fin de semana, el día sábado muy temprano en la mañana sonó el timbre con cierta desesperación. Lucas interrumpía mis sagradas horas de sueño, pero con la cara de preocupación que traía ni si quiera me animé a reclamarle algo. Sin decir nada se dirigió a la cocina, me sirvió un café muy cargado para que despertara del todo, y luego él se sirvió un te. Me llevó hasta el comedor, se sentó y por fin se decidió a decir algo:
-Ofelia, hoy es el día. No quiero preguntas, sólo tómate ese café y vístete lo mas hermosa posible.

martes, junio 12, 2007

Una historia sin resolver

Capítulo XXXV

Era insólito lo que me estaba diciendo Lucas, no entendía por qué me reclamaba si debía ser todo lo contrario. Estaba furiosa pero no tenía ánimos de pelear, así que tranquilamente le pregunté:
-¿De que me estas hablando? ¿Yo te traicioné y te defraudé? ¿Por qué? ¡Tú fuiste el que se arrepintió a última hora y urdiste todo para que Bruno se fuera conmigo! ¿Se te olvidó que yo quería estar lejos de él?
-No, no se me olvidó que ese viaje era para escaparte de él. Pero lo hice porque yo sé que ustedes se quieren y que van a ser felices. Después de diez años se les presenta una nueva oportunidad ¡y tú querías tirarla a la basura! ¿Te parece que no es traición herir a mis dos amigos mas queridos? ¿No te traicionas a ti misma negando lo que sientes y huyendo siempre?-Contestó enojado.
-¡No! Yo no quiero estar con Bruno porque no quiero que me haga daño ni yo a él, no estoy lista. Talvez no lo quiero tanto como había pensado. Y yo en ningún momento he dicho que no lo quiero, así que no estoy negando nada. Estoy siendo honesta.
-Si, pero no le diste una explicación. Te fuiste y no pensaste en lo que le pasaría a él, no le preguntaste que era lo que sentía. Sólo te preocupaste de ti y de correr.-Dijo con decepción.
-No se me ocurrió otra cosa, yo sabía que él no iba a entender. ¿Cómo está?
-Mal. Se está culpando de todo, está desesperado porque no contestas el teléfono. Quería venir pero yo le dije que no, que mejor esperara. Si sigues así lo vas a perder, te vas a quedar sola como tanto quieres y te vas a dar cuenta muy tarde de que se te fue la oportunidad de vivir una historia con tu verdadero amor.-Sentenció.
-Es mejor así. ¡Entiende Lucas! ¡Me cuesta creer todo esto! Estoy segura de que Emilia es la mujer a quien Bruno ama de verdad.
-Si piensas que por Bruno se enteró del viaje estás equivocada. Matilda cometió el error de contárselo sin querer, porque no estaba enterada de lo que pasaba entre ustedes. Cuando le dije a él lo del viaje estaba feliz, ahí me di cuenta de lo mucho que te quiere ¿Para qué mentiría? Lo conozco y sé que su amor es verdadero. Eres tú la que no quiere abrir los ojos, estás cerrada. No quieres atreverte a estar con él y menos aún reconocer que estás equivocada ¡Tu orgullo pesa más!-Gritó dando fin a la conversación.
Lucas se fue, me quedé tirada en la cama llorando como una tonta. Pero no iba a cambiar mi decisión, no me sentía bien y el amor no basta para sostener una relación.
Al día siguiente me fui a la universidad llena de angustia, me aterraba saber que me encontraría con “Ojitos Claros” y que tendría que hablarle, explicarle por qué me había ido así. Apenas llegué a dar mis clases miré mire mi entorno para ver si estaba pero no lo divisé, todo ese día me torturé pensando en el incómodo momento que tendría que pasar tarde o temprano, pero no llegó. En toda esa semana Bruno no fue a la universidad, me enteré por Lucas que se tomó esos días porque no se sentía bien, no se quería encontrar conmigo y tenía que arreglar unos asuntos. Me sentí culpable, realmente le estaba produciendo un daño sin querer, por tratar de mejorar las cosas todo había salido mal y no podía hacer nada para enmendar mi error.
El fin de semana fue negro, no me saqué a Bruno de la cabeza por más que traté. Me la pasé escribiéndole poemas, recordando el mejor fin de semana de mi vida y llorando en silencio. Estaba pagando el precio de la protección que significaba refugiarme en mi caparazón de toda la vida, pero era lo mejor, tenía que ser para mejor.
La mañana del lunes me levanté a penas, hace días que no dormía bien por dedicarme a pensar. Llegué a la universidad y aún no había rastro de Bruno, estaba preocupada pero no le pregunté nada a Lucas, fui a dar mis clases tratando de permanecer calmada. Cuando se terminó la hora tomé un cerro de carpetas llenas de informes sobre poetas latinoamericanos y salí de la sala. Avancé dos pasos y todas mis carpetas cayeron, Bruno se acercaba muy rápido con un rostro apagado y sus ojos tristes. Pasó por mi lado sin decir una palabra, yo no volteé a ver como se alejaba, me quedé inmóvil, su indiferencia me llegó a lo más profundo del alma.
Los días pasaban y cada vez que Bruno me veía me esquivaba, ya no existía para él. Era verdad que eso era lo que quería pero no me quitaba el dolor, aún no podía acostumbrarme a su frialdad. Llegó un momento en que ya no soporté más, lo distinguí de lejos así que me acerqué tratando de parecer despistada, tropezaríamos y él no pensaría que mi intención era hablarlo. Chocamos pero fue al extremo, no medía la fuerza con la que iba caminando, Bruno cayó sobre mí. Nos miramos por unos segundos, por un momento sus labios estuvieron tan cerca de los míos que pensé (y ansié) que me besara, pero no fue así. Se levantó calmadamente y me tendió su mano para ayudar a levantarme pero luego se dio la vuelta pretendiendo irse. Lo agarré de un brazo y lo detuve, saqué la voz de inmediato porque ya no había tiempo para el silencio. Segura dije:
-Bruno, necesitamos hablar. Aunque no quieras, es por el bienestar de los dos que arreglemos esta situación.
-¿Ahora quieres hablar? ¡Me dejaste solo en Villarrica! ¡Me torturé pensando en que había hecho mal! ¡Estuve preocupado! ¿Crees que tenemos que hablar? ¿De que me quieres hablar? La verdad, es que no sé que pensar. No sé si me hace más daño escuchar tus explicaciones o hacer como que nada pasó.-Dijo con aspereza.
-Sé que estuvo mal irme así, pero fue lo único que se me ocurrió en ese momento para terminar con esto.-Respondí con temor.
-Pero ¡¿por qué?! Yo te amo y pensaba que tú también. Te lo demostré y me lo demostraste ¿Qué pasó? ¿Por qué metes la cabeza en esto que es algo del corazón?
-No estoy lista para estar con nadie. No puedo. Lo siento, pero es así. Perdóname si te hice sufrir, pero estoy siendo sincera. Vuelve con Emilia y sean felices, de verdad te mereces lo mejor.
-¿De que me estas hablando? Yo te quiero a ti, Emilia fue una más antes de encontrarte,de encontrar a la mujer de la que me enamoré de verdad. ¡El amor no es un juego! ¡No puedes pretender cambiar mis sentimientos! Te amo.
Con ese “Te amo” sentí como temblaban mis rodillas, llegó a lo más profundo de mi corazón. Quería correr, pero no podía irme otra vez sin decirle nada. A pesar de mi tristeza por rechazarlo sabía que no teníamos ningún futuro, así alcé mi voz diciendo:
-¡Entiende! ¡No estoy lista para esto! No quiero perder mi libertad, no quiero sufrir.
-¡De eso se trataba! Otra vez con esa inseguridad que no te deja probar lo más lindo de la vida. ¿Por qué no te dejas querer? Todo lo que me dices son sólo excusas para tapar tu cobardía, para no reconocer que tienes terror de demostrar lo que sientes. Pero acepto tu decisión, tus disculpas, tus explicaciones, todo. Ya no te voy a molestar más, así que puedes estar tranquila porque por un tiempo no me verás.-Contestó Bruno con decepción.
-¿Cómo? ¿Tomarás otra licencia?-Pregunté tratando de no parecer interesada.
-Me gané una beca, me voy a Alemania.

martes, junio 05, 2007

Una historia sin resolver

Capítulo XXXIV

Pasaron un par de horas antes de que despertara, cuando abrí los ojos me costó convencerme de que todo había sido verdad. Bruno dormía profundamente, me tenía rodeada con sus brazos y yo me dedicaba a mirarlo mientras pensaba en como algo podía ser tan lindo y ser verdad. De pronto entré en pánico, sólo pensaba en que si eso llegara a terminar iba a sufrir y eso era lo que menos quería, talvez el motivo de que Emilia estuviera ahí no era coincidencia y “ojitos claros” estaba jugando conmigo y en cualquier momento correría a los brazos de la “Miss Chile” que era mucho más experta y lo conocía bien; quizás yo no era la mujer para él ¿qué le podía ofrecer yo a parte de mis miedos? El creer que estaba lista para enfrentarme algo así había sido un error. Es verdad que no tenía la certeza de nada, pero era mejor prevenir que lamentar, así que no me quedé para saberlo. Acaricié el suave rostro de Bruno, me levanté cuidadosamente para no despertarlo, me vestí rápidamente, ordené todas mis cosas y salí de ahí casi corriendo. No era tan tarde así que alcancé a tomar un bus que me llevó a Temuco, ahí alguien me dio la dirección de una residencial para poder esperar hasta que amaneciera y luego irme a Santiago en el primer tren de la mañana.
En lo que quedó de noche no pude dormir, Bruno no abandonaba mis pensamientos, aún tenía su olor en mí. Pero era lo mejor, no estaba lista para una relación, mi corazón quería algo y mi cabeza quería otra cosa. Lo mejor para mí era hacerle caso a la razón, así me evitaba todo tipo de sufrimiento y desilusión, yo no era lo que él merecía con mi inseguridad, no lo quería dañar y tampoco quería ser dañada. Debía estar sola como siempre, y lo más probable es que siempre estuviera así porque sabía que no podría amar a nadie más como a “ojitos claros”.
A penas salió el sol fui hasta la estación a tomar el tren, el viaje se me hizo eterno. Lloré todo el camino porque no quería asumir que todo lo que había hecho estaba mal, que volvía a ser una cobarde que realmente no se arriesgaba a ser feliz, pero “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Llegué a Santiago por la tarde, estaba nublado y hacía mucho frío pero no lo notaba porque me sentía muerta.
Cuando entré al departamento Florencia me miró sorprendida, supongo que vio mi entristecido rostro, enseguida se abalanzó para darme un fuerte abrazo, ella sabía que algo andaba mal. Hizo que me sentará en el living mientras preparaba café, en pocos minutos ya estaba sentada a mi lado lista para comenzar el interrogatorio. Preocupada preguntó:
-¿Qué pasó? Lucas me llamó para contarme que te había mandado con Bruno a Villarrica. ¡Deberías estar feliz! ¿Por qué traes esa cara?
-¡No puedo estar con él! ¡No quiero hacerlo sufrir ni que me haga sufrir! A pesar de too lo que paso… ¡no puedo!-Dije con voz apagada.
-¿Qué paso? ¿Qué es “todo”?-Preguntó Flor confundida.
Me dolía contarle a Florencia lo que había vivido con Bruno en ese viaje pero no podía guardármelo, necesitaba desahogarme. Contuve mis lágrimas y dije:
-Hice el amor con Bruno.
-¿¡Qué!? ¿Tuviste tu primera vez? ¡Júramelo! ¡Amiga que emoción! ¡Y con el hombre que amas! ¡Qué lindo! ¿Cómo fue? ¡Cuéntamelo todo!
-Fue hermoso, más de lo que esperaba. Dulce y lleno de ternura, mágico.-Contesté triste.
-¿Él se te insinúo? ¡Cuéntame con detalles!-Presionó Flor.
-No, él no dijo nada, en realidad fue contradictorio. Un día le estaba diciendo que se sacara de la cabeza la idea de que podía pasar algo más y al otro día… le dije que ya estaba lista y que quería estar con él en ese momento.
Florencia me miraba impactada, su sonrisa era tan amplia que me ponía nerviosa. Sabía que ella no esperaba eso de mí…realmente tampoco yo lo había esperado. Con gran ansiedad prácticamente gritó:
-¡Ofelia! ¡No lo puedo creer! ¡Tú, dando el primera paso! ¡Es genial! ¿Y qué fue lo que te impulsó a avanzar a ese nivel tan importante?
-Mi amor, yo lo amo y mi primera vez tenía que ser con él. Si no era con Bruno no sería con nadie, menos ahora que se terminó. Pero no me arrepiento de nada porque por un momento fui muy feliz.
-¿Cómo que terminó? ¿El infeliz se acostó contigo y luego de te dejó? ¡Seguro que eso era lo único que andaba buscando! ¡Es el típico recolector de virginidades! ¡Pero apenas lo tenga en frente va a saber quien soy!
-No Flor, fui yo la que se fue sin decirle nada. No estoy lista para esto, no me siento segura de nada. No sé si me quiere, Emilia llegó hasta allá… ¡estoy confundida! Yo no quiero lastimar a Bruno por este miedo que siento y no quiero que él me desilusione ni me haga daño a mí. Si la “Miss Chile” subió a ese tren fue por algo, el destino los quiere juntar.
-¡Ay amiga! Mira no se cómo se habrá enterado Emilia de tu viaje y del plan de Bruno, pero no creo que sea cosa divina. ¡El destino los quiere juntar a ustedes! Sino ¿como te explicas que después de diez años te lo encontraras de nuevo? Algo que parecía imposible sucedió. Dejó a Emilia por ti, todo esto del viaje... ¡Todo te dice que es para ti! ¿No será que estas buscando excusas para no arriesgarte? ¡Claro! Volvió tu cobardía.-Dijo irritada.
-¡De que hablas! ¡Simplemente me di cuenta de que no estoy lista! Talvez no estoy hecha para estar en pareja.-Me defendí.
-¡No digas tonteras! ¡Lo que pasa es que estas aterrada de sentir! ¡Por años pediste que Bruno estuviera a tu lado y ahora que pueden estar juntos lo dejas! ¡No puedes ser una cobarde toda tu vida! ¡Vive lo que tengas que vivir con él y si se termina das vuelta la página y listo! ¡Pero no puedes estar siempre tratando de defenderte incluso de lo que no es una amenaza! Tú constantemente dices que sufrir es parte de crecer, y por amor vale la pena. Es lo que nos hace ser humanos. No seas tonta, vive tú amor con intensidad, vive el día a día y no sufras antes de que pase nada.-Agregó Flor a gritos.
-¡No! No voy a hacer nada, no quiero estar con Bruno. ¡No quiero una relación, no quiero perder mi libertad, no quiero estar atada a nadie!-Contesté terca.
-Ya perdiste tu libertad al entregarte a tus estúpidos miedos, a tus traumas de la infancia, eres presa de todo eso, no eres libre. Cuando ames ¡ahí realmente lo serás!
No dije nada, sólo me paré y me fui a dormir, esa conversación no tenía sentido. Florencia no tenía idea de lo que decía, nada era tan fácil, menos para mí que siempre me costó asumir lo que sentía y abrir mi corazón. Tampoco dormí esa noche, me quedé pensando en que al otro día Bruno ya estaría en Santiago y que pronto tendría que verlo en la Universidad, no podría. Al otro día no me levanté, me quedé acostada leyendo, escribiendo, pensando, hasta que en la tarde recibí la visita de Lucas. Venía muy angustiado, yo sabía que probablemente “Ojitos claros” ya lo había contactado, seguramente también había llamado al departamento pero no lo supe porque desconecté el teléfono sin que Flor lo notara, pensó que estaba malo. Lucas se sentó a los pies de mi cama, enseguida le reclamé:
-¡Me traicionaste! ¡Pensé que eras mi amigo!
-Tú también me traicionaste y te traicionaste. Me defraudaste, y no sabes cuánto.