domingo, diciembre 11, 2011

Carta al Viejito Pascuero

Valparaíso, 11 de diciembre de 2011


Querido Viejito Pascuero:
Sabes bien que hace muchos años que no te escribo, en realidad ya ni me acuerdo cuántos. No pienses que es porque no creo en ti, nunca he dejado de creer pero la verdad es que me sentía bastante odiosa exigiéndote cosas, prefería esperar a que me sorprendieras o comunicarme contigo por telepatía y en última instancia mandar a mis papás como representantes.
Como sabrás este año me porté muy bien…Bueno, a excepción del pequeño “bullyng” que les hice a mis alumnos pero me lo tienes que perdonar porque era mutuo y al final es una muestra de cariño. Fuera de eso creo que estuve bien, no maté ni maltraté a nadie en exceso, traté de ayudar a quien pude mientras estuvo en mis manos aunque a veces me costara. Cuesta no ser egoísta pero estoy tranquila porque lo intenté, así como también intenté desearle lo mejor incluso a quien no se lo merecía. Juzga tu Viejito, yo te escribo porque en realidad te necesito y en pedir no hay engaño.
Ha sido un año difícil, me ha costado mucho mantenerme en pie y no se cómo ni se por qué pero sigo igual aunque necesito un poquito de ayuda para que el que venga sea mejor. Primero que todo quiero pedirte bienestar para todos los que me rodean, que todos estén llenos de amor, de salud y unos billetitos no vendrían mal. Lo siento Viejito pero tú sabes como es la vida de adulto, una basura que gira en torno a la plata. De corazón te pido que este año esté lleno de felicidad para todos y que nada les falte, que los que estudian se nutran de conocimientos y los que trabajan tengan grandes éxitos. Que todo el fruto de su esfuerzo sea recompensado de cualquier manera.
Ahora llegamos a la parte difícil, lo que quiero para mí. Viejito Pascuero quiero comenzar pidiéndote lo más importante: Un corazón nuevo. Me han destrozado el mío como nunca antes y dudo que vuelva a latir de nuevo, en realidad le dieron el tiro de gracia y terminaron de matarlo. Ya estoy cansada de escuchar el “Ya pasará” o “Es parte de la vida” Eso ya lo sé, pero yo quiero una solución inmediata por eso te pido uno nuevo y que esta vez sea de piedra para que no lo vuelvan a destrozar. Estoy consciente de que te encargué una difícil misión y que ya falta poco para Navidad por eso en caso de que no sea posible lo que te encargué te pido sabiduría para enfrentar lo que se viene, valor para sobrellevar el dolor y fortaleza para seguir resistiendo. También te pido que me llenes de paciencia para saber esperar a que el famoso y mentiroso tiempo haga lo suyo (aunque yo no le creo nada) y también para entender a los jóvenes y niños que serán mis alumnos el próximo año. Del mismo modo me gustaría algo así como una anestesia para calmar la pena, un brebaje o algo así y si no se puede ¿podría ser una botella de ron? ¿O de Pisco? ¿Caipiriña? Bueno, lo que sea tu cariño estará bien.
Por otro lado no me vendría mal otra peguita, el año pasado me cumpliste sólo con eso y con el resto que era lo más importante te olvidaste. Está bien, yo entiendo que no se puede tener todo pero por eso te pido ayuda ahora y lo que me mandes estará bien. Tú sabes que no soy ambiciosa y que vivo tranquila con lo que tengo, no soy envidiosa, pero me gustaría que el cinturón me apretara menos el otro año. No, no estoy pidiendo bajar unos kilos, bueno eso también pero ya sabes a lo que me refiero.
Para finalizar te pido un minazo de esos que me gustan, rubiecito de ojos claros, inteligente, simpático y que no estorbe mucho. Si, ya sé que me fui al chancho y que eso si es pedir mucho. Me conformo con lo primero que te pedí y que ojala me sea concedido porque lo necesito con desesperación, si no fuera así no te molestaría. En realidad no te pido amor porque sé lo que se viene después, solo quiero que me traigas paz y tranquilidad, que el dolor pase y las heridas sanen. Quiero aprender a ser feliz porque tuve la oportunidad y no la supe aprovechar.
Querido Viejito, agradezco que te des el tiempo de leer mi carta así como agradezco cada juguete que me trajiste de niña. Ahora de grande lamentablemente necesito otras cosas, he tratado por todos los medios de conseguirlas yo sola pero no me ha resultado por eso prefiero confiarte ciertas cosas a ti. Cuando uno crece va perdiendo la fe en la magia y eso no debería pasar, muchas veces el dolor y la angustia son tan grandes que nada nos consuela y resulta que lo más sano es acudir a ella como un niño para tener la convicción de que todo va a mejorar de cualquier manera.
Espero que tengas un buen viaje, que no te enfermes con los cambios de clima y que no te toque ningún desastre natural en el camino. Esta noche buena te estaré esperando solita así que entra con confianza no más que te esperaré sentada en la ventana y si tienes suerte con unos dulces árabes. Si es mucho trabajo escalar hasta el segundo piso toca el timbre, hay pocos niños en este edificio así que no hay mayor riesgo. Un abrazo gigante, confío en ti, no me falles que te espero.