sábado, junio 13, 2015

Dignidad Docente ¡Ahora!

Hace tiempo me siento molesta con la situación que estamos viviendo los profesores y me incluyo porque seamos de colegios particulares, subvencionados o municipales las condiciones son las mismas para todos en los aspectos curriculares, monetarios y de horarios por lo que he tratado de mantenerme al tanto de lo que pasa a través de noticias y redes sociales porque en la televisión no dicen nada. A raíz de eso hoy leí una noticia que me hizo reaccionar tal como si me hubieran dado una cachetada de teleserie Venezolana, de manera escandalosa. Es por lo menos insólito, indigno y vergonzoso que el ministro de educación lamente enormemente que el paro se haya extendido una semana más sobre todo porque, y cito textual: “Hay padres que no tienen con quien dejar a los niños”  Como esto es algo que quiero compartir omitiré los improperios que se me salieron en ese minuto para mantenerme formal y creíble pero de que los dije, los dije.
¡¿Cómo es posible que una persona como ésta tenga un cargo así de importante?! Una persona que descaradamente insiste en ese pensamiento absurdo que han sembrado en la gente y que solo entorpece las vías hacia una educación mejor con idioteces como ésta. Gracias a su perspectiva tan atinada solo avala la visión de que los colegios son guarderías y los profesores somos niñeras a cargo de los hijos de la clase obrera que debe trabajar y trabajar más horas para llenarle los bolsillos pelotudos como él y para que algún día sus hijos puedan salir de ese círculo gracias a una mejor educación. Yo me pregunto si este caballero se estará candidateando para participar en el programa “El Bar del Bombo” o algo así porque su comentario es un pésimo chiste.
Señor ministro ¿Por qué mejor no hace un proyecto de ley que proponga impartir una carrera de babysister que es lo que realmente quieren todos? Porque digamos las cosas como son, algunos padres piensan que el colegio es para eso y que solo con mandar a los niños ya cumplieron con “educarlos” y se olvidan de que el trabajo es compartido. Sin embargo, los profesores se encuentran muchas veces siendo los padres de sus alumnos y aunque la vocación es grande esa es una tarea que no nos corresponde y acotaciones como la suya solo hace que los padres y apoderados a los que ya le han dado suficiente poder como para trapear el piso con nosotros se sientan con el derecho de exigirnos más y más cosas que van más allá de nuestra labor pedagógica; además de culparnos sin asco cada vez que uno de sus hijos tiene algún problema de cualquier índole.
¿Pero quién ve el resto? ¿Quién se pone en el lugar de los docentes? Y aunque suene como tango repetido la cosa es así, trabajamos 24 horas los siete días de la semana todo el año y nos pagan una miseria. Entonces ahí saltan todos, porque como en este país todos tenemos derecho a opinar sobre las otras profesiones vamos a donde un doctor a decirle cómo operar, a donde un arquitecto a decir cómo hacer un edificio, a donde un dentista a decirle que haga tratamiento conducto etc. entonces ¿por qué los profesores tendrían que ser la excepción y salvarse de que les dijeran como hacer su trabajo? Así llueven todo tipo de comentarios más malos que buenos y como si fuera poco, cuando ya no tienen qué más decir aparece el tan repetido: “Pero tienen 2 meses de vacaciones ¿de qué se quejan?”
Yo le voy a decir de qué nos quejamos: de ese cumpleaños del hermano al que no pudimos ir por estar planificando, de esa salida con las amigas que tuvimos que postergar por corregir pruebas hasta las tantas de la madrugada, del paseo del fin de semana con la familia que no pudo ser porque había que preparar clases, de las horas de sueño que perdimos por preparar una guía para que todos, incluso al que más le cuesta lograra entender de manera entretenida la materia, de la presentación del hijo en un acto a la que no pudo asistir por estar preparando una actividad del curso en el que tiene jefatura y podría seguir. Sí, es nuestro trabajo pero todo eso lo hacemos en las horas extras que no nos paga nadie por lo tanto todas esas vacaciones que dicen que tenemos para mí no son más que la devolución de horas de mi vida personal que sacrifiqué durante el año por mi trabajo y aún así me quedan debiendo.
La profesión docente está tristemente desvalorizada, cualquiera se siente con el derecho de opinar, sugerir y criticar pero nadie abre su mente a ver como es realmente la situación y si los hay son los menos. La gente prefiere estar embobada con la copa américa o con la dieta de los colados que tiene en los huesos a Adriana Barrientos en vez de gritar a los cuatro vientos que la profesión que da vida a todas las otras se cansó de tanto abuso y quiere que le devuelvan la dignidad que le fue arrebatada.
No es cosa de plata, muchos hemos trabajado gratis más de una vez; es cosa de respeto, se trata de que nos den el lugar y la importancia que nos corresponde en la sociedad. ¿Hasta cuándo usted nos va a seguir culpando de la excesiva cantidad de tarea con la que llega su hijo? ¿Hasta cuándo nos va a tratar de flojos? ¿Hasta cuándo gratuitamente nos va a decir que estamos ahí porque no nos alcanzó el puntaje para otra cosa poniendo en duda nuestra vocación? ¿Hasta cuándo nos va a exigir que hagamos su pega? ¿Hasta cuándo va a aguantar que le sigan metiendo el dedo en la boca haciéndole creer que nosotros somos los malos de la película y no estos gobiernos ineptos y corruptos?
¡Entérese de una buena vez que no estamos de acuerdo con éste sistema! Encontramos que la jornada completa perdió su norte totalmente, que es demasiado el tiempo que los niños pasan en el colegio; sabemos y creemos firmemente que los niños tienen que jugar, vivir y pasar tiempo con su familia, tenemos claro que un puntaje o una nota no refleja conocimientos ni aptitudes y estamos de acuerdo con que la tarea para la casa es un fastidio. Todo lo que acabo de mencionar son las consecuencias de un sistema que agobia a profesores y alumnos, exigiendo pasar tantos contenidos que no siempre se alcanzan a ver en las horas de clases, una cantidad de horas por asignatura y todo lo demás. Entienda que el día en que profesores expertos y que hayan hecho clases estén en el ministerio haciendo las reformas educativas todas estas cosas van a terminar, pero mientras haya ingenieros buscando que la gente se instruya para producir y generar plata y no para educarse el sistema va a seguir igual.
Póngase la camiseta por los profes, no somos el enemigo, su repudio debe ir en otra dirección. No todos podemos irnos a paro pero se pueden hacer otras cosas como indagar sobre el tema, compartir información, conversar de lo que está pasando para que todos se enteren y quizás con eso lograr que cambie su visión de las cosas. Inculque a sus hijos y alumnos respeto hacia sus profesores porque todo lo que usted le diga a favor o en contra repercute en ellos y lo hacen saber. Por una educación mejor, por un trato digno y justo, para terminar con los abusos apoye a los profesores y verá que en un futuro toda nuestra sociedad lo va a agradecer.
Astrid Zalaquett
                                          Profesora de Música

miércoles, abril 29, 2015

La historia sin fin

La historia sin fin, siempre lo mismo y se repite una y otra vez. No importa la edad, no importa el momento, no importa nada, estoy entrampada en esta situación; estoy destinada a tropezar más de mil veces con la misma piedra y parece que es inevitable.  
Mis días oscuros carecen de noches porque se me hace imposible cerrar los ojos y cuando lo logro un sinfín de pesadillas se presentan en mis casi nulas horas de sueño, despierto ahogada o llorando a mares con un dolor punzante que apenas me deja respirar. Estoy viviendo en una pesadilla.
No puedo. No puedo con nada, cada día es más difícil. Nadie entiende, yo no entiendo. Mi cabeza tiene voz propia y no se calla nunca, cada cosa que dice es peor que la otra y entonces todo se ha vuelto una tortura interminable. Estoy agotada, siento una soledad absoluta, un vacío imposible de llenar y la sensación de que estoy demás, esa sensación constante que me ha acompañado desde que tengo memoria.
Y yo que creía que contigo iba a ser distinto, que tú eras diferente, caí de nuevo. Me equivoqué al pensar que ya no estaba sola, esa siempre será mi realidad. Por más que quiera creer que no será así en el fondo estoy convencida de que para mí no hay otra manera de vivir. No encajo, jamás he encajado ni voy a encajar en ninguna parte.
Nunca han sabido quererme y nunca he sabido querer, es difícil. Se me hace tan difícil, tanto, que cuando lo consigo suele ser demasiado tarde y ahí viene mi gran problema: comienzo a ahogarme con todos los sentimientos que no pude liberar a tiempo. No es el dolor de mi soledad, ella siempre ha estado conmigo; es el dolor de la ausencia, específicamente de tu ausencia, y del amor que se me quedó atorado en el pecho lo que me pesa.
Yo soy el problema, lo sé, cómo no saberlo si todo el tiempo me lo dicen. Yo, por ser así tan desastrosa, tan aparentemente insensible y por andar a caballazos por la vida, siempre sin filtro, por ser distante cuando realmente no quiero serlo, por levantar barreras para que esto no pase y que finalmente de nada sirven porque pasa igual. Termino así, queriendo más de lo debido y teniendo que soltar una vez más, una más de tantas. La pregunta es ¿cuándo alguien va a querer quedarse conmigo a pesar de todo? ¿Cuándo alguien no va a querer soltarme? Parece que es demasiado difícil permanecer cerca de mí sin querer correr lejos. Probablemente sea yo la que deba correr lejos de una buena vez.