jueves, julio 12, 2007

Mujeres

Hay veces en las que he llegado a odiar a mi propio género, ser mujer es difícil pero pareciera que a nosotras no nos basta con eso y nos encanta complicarnos las cosa aún más. Los hombres tienen razón, las mujeres somos complicadas y por lo menos yo lo tengo asumido, talvez sea por nuestra capacidad de sentir, esa entrega que sólo nosotras tenemos, pero lo que sea que nos diferencie de ellos es lo que nos hace tan cuatiquientas.
El año pasado tenía mis hombros llenos de mocos y lágrimas de mis amigas que según ellas, estaban destinadas a quedarse solas para siempre, que no existían hombres para ellas y todas esas palabras que surgen cuando se está entre depresiva y desesperada viendo como se te pasa la vida sin un amor. No me importaba parecer pañuelo ni tampoco consolarlas diciéndoles el discurso que he repetido mil veces desde que entré en la edad en la que se empiezan a vivir los conflictos amorosos: “Todo es cosa de tiempo, la persona que tanto esperas anda por ahí pero aún no es el momento para que se encuentren”. Y aunque suene rancio, de verdad lo creo así. El amor llega solo y cuando a él se le antoja aparecer, tiene que percibir esa conexión entre dos personas para ponerse a trabajar y poder nacer en quienes cree que se complementan. Esto puede pasar una o muchas veces en la vida hasta encontrar realmente a la persona que tanto andamos buscando. Siempre he creído que todas las relaciones que fracasan son sólo pruebas para lograr descubrir a la persona con la que se vivirá el amor intensamente, ese forma de amar que todos esperamos vivir alguna vez en la vida.
Retomando el tema del principio, en la actualidad mis hombros siguen cumpliendo la labor de pañuelo pero por una razón distinta, ahora que apareció el amor se tiene que terminar, por razones de la vida o por puro gusto. Tengo tres casos de ejemplo, para que vean lo complicada y lo absurda que somos a veces.
El primero, una de mis amigas conoció a un tipo extranjero, se conocieron, se gustaron y empezaron algo, nada serio, que como es costumbre en nuestros tiempos no tenía nombre. Todo bien al principió, pero llegó un momento en el que el asunto ya no era un juego y parecía más serio aunque la relación no estuviera definida. ¿Qué pasó? Mi amiga se aterró, buscaba cualquier excusa para terminar lo más pronto posible con todo, entre esas un supuesto “gorreo” que no tenía ni pies ni cabeza. ¿Por qué? Porque el amigo gringo estaba por aquí de intercambio y en un par de meses tendría que irse, ella quería que se acabara todo para luego no sufrir más. Yo no entiendo porque cuando uno obtiene lo que tanto quiere no lo disfruta, tenemos una fijación por amargarnos antes de que pasen las cosas sin tener la certeza de lo que viene.
El segundo ejemplo, otra de mis queridas amigas consiguió algo un poco más estable a lo que tenía antes, también sin nombre, con alguien. Los primeros días todo color de rosa, pero no pasó mucho antes de que aparecieran los “pero”. Primero me dijo que no sabía si estaba bien porque él era menor y bla bla bla, postura cartucha y conservadora, respetable para las abuelitas pero no para los de nuestra generación. Después que estaba el problema de la distancia que no era mucha, son dos horas a lo más. Por último reclamó porque el susodicho no mostraba el interés suficiente y no se qué, pero ¿y ella ?¿Lo llamó, lo buscó o algo? Siempre estamos esperando a que sean los hombres los que nos busquen porque "no tenemos dignidad" si es que nos “arrastramos” por llamarlos. Gran error, uno no es menos ni más por llamar o no a la persona con la que se tiene algo, eso de arrastrarse es cuando andamos rogando a los perros que nos hacen sufrir, que realmente no se lo merecen y eso es fácil de identificar. El dilema de mi amiga era el siguiente, igual que la anterior tenía miedo, miedo a que el “niñito” no le diera la seguridad que ella buscaba, temor a no sentirse protegida. Pero ¿cómo lo sabría si ni si quiera lo intentaba? Lo único que quería era salir arrancando antes de arriesgarse y crecer, antes de enfrentar los cambios.
El último caso es más lamentable, porque realmente esta amiga se la jugó por un tipo que no le ofrecía nada, pero como a todas le entró ese espíritu de "Super Mujer" lista para lanzarse al rescate del corazón del pobre chiquillo que fue lastimado por una mujer perversa que parece que lo engañó. Ahora daré su descripción, como a mi me encanta pelar a los hombres aunque me arriesgue al castigo divino de que cuando llegue mi hora me enamoré del peor de todos, no importa, me arriesgo igual antes de quedarme ciega por algún infeliz. El tipo tiene el ego más grande que las pechugas de la Coté López, cree que se las sabe todas y que ya no volverá a caer de nuevo en ese asunto del "pololeo" porque ya con esa una vez bastó. Respetable su trauma si no fuera porque estudia sicología y debería aplicar la materia en si mismo, es decir, superarlo y con eso asumir que por mas que uno se niegue a eso del "amorsh" a todos nos llega la hora porque las hormonas son mas fuerte y realmente llega un momento en el que no basta sólo con sexo. Bueno volviendo a la víctima de este asunto, que es mi amiga, a la que realmente considero una mártir por aguantar las taimaduras de alguien que no le ofrece nada, que la busca cuando quiere, que le restriega en la cara que no son nada y que nunca lo serán, la cuestión es la siguiente, ella también tenía miedo. Su miedo era quedarse sin el pastel, sin esa maravilla de hombre que la teníadeprimida, que la hizo llorar, etc.
Mi pregunta es la siguiente ¿¡Qué cresta queremos las mujeres!? Cuando se dan las condiciones para ser felices siempre encontramos algo para amargarnos, en vez de disfrutar y vivir los cortos momentos en que la felicidad se presenta plenamente. No sé que me pasó ni en que momento me puse tan positiva, pero ya descubrí que la felicidad completa no existe y que hay que vivir con esos instantes en que todo es dulce, sin pensar en que se va a terminar.
Todo pasa por algo, hay que dejar que el destino haga lo suyo. Si algo tiene que terminar o si no funciona, hay que vivir el dolor y todo pero siempre tratando de pensar en que viene algo mas y que todo sirve para aprender y crecer. No digo que sea fácil ¿para nosotras qué cosa lo es? pero hay que intentarlo, al menos yo trato.