viernes, diciembre 19, 2008

¿Por qué?

¿Por qué? ¿Por qué seguir esperando a que todo mejore? ¿Por qué contener las lágrimas? ¿Por qué reír sin motivos? ¿Por qué debo tratar de ser positiva? ¿Por qué he de mantener mis esperanzas vivas? ¿Por qué fingir? ¿Por qué vivir? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Para qué seguir soñando? ¿Para qué caminar si ya no hay ganas?

¿Por qué nadie me da respuestas? ¿Por qué cuando responden sigo sin entender razones?

Creo que me he cansado de obtener las mismas respuestas que no me satisfacen, así como he aburrido a mi entorno con mis preguntas y quejas. Pero ¿Qué me importa? Honestamente nada, el mundo se ha caído encima de mí o al menos el peso que siento en mi espalda lo simula. Si, me he vuelto repetitiva y es que no puedo pensar en otra cosa. Talvez es culpa mía estar rodeada de mierda, con algunas excepciones claro, a fin de cuentas dicen que uno se hace su propio destino, pero ¿yo que sé? Nada, no sé nada. A medida que crezco…o envejezco en realidad, siento que en vez de saber más sé menos y que no entiendo nada.

Así pasa el tiempo, todo sigue tan vacío y apestoso como cuando tenía 12, 15, 17, 20 y ahora que tengo 22 años. No faltará el que me diga que exagero pero ¿Qué saben? ¿Cómo juzgan sin haber estado ahí? A estas alturas da lo mismo, que hablen o critiquen, el veneno ya no me daña sólo me hace más venenosa.

Si, tienes todo el derecho de eliminarme de tu vida, soy la oscuridad con piernas, tengo menos luz que una linterna barata. Para mi todo es negro y no hay posibilidades de que encuentres otro color. Soy amargura y pesar, soy rabia. No, no quiero tu lástima ni que trates de entender, sola me las he arreglado bastante bien. Piensa lo que quieras, honestamente no me puede interesar menos, salvo que seas alguien realmente importante para mí. Si no lo eres, evita los comentarios, guarda tu saliva para alguien que la valore.

¿Por qué es todo tan injusto? ¿Por qué se castiga a quienes no lo merecen? No, aún sigo sin entender. Mis respuestas no llegan.

sábado, diciembre 06, 2008

Loca

Me he dado cuenta de que mis pensamientos son un caos últimamente y que cada cosa que pienso es peor que la otra. No se si será el clima, el año o las fechas, pero sin importar el motivo el punto es que mi cabeza es un infierno y que de ella no puedo huir. Realmente si me pidieran una definición de mi sería como la de una muerta que aún respira, incluso que piensa…aunque sean estupideces, pero que ya no siente. Si, es verdad que siempre he sido una piedra, pero a veces dejaba ver mi lado humano para convencerme a mi misma de que era algo más que un cubo de hielo.
Lo cierto es, volviendo al tema de mis pensamientos, es que me atormenta pensar. Toda mi vida he amado el silencio pero ahora comienzo a odiarlo, mi voz interna no tiene descanso, ni si quiera de noche me deja dormir. Me siento agotada y desesperada porque ni si quiera puedo ordenar bien mis ideas, incluso ahora no se a dónde quiero llegar. Siento que todo es incierto, no se hacia donde camino, ni para que… ¿tiene sentido algo de lo que hago? A veces pienso que todo esto es un chiste…pero uno muy malo. ¿Quién puede darme respuestas? ¿Quién puede decirme para que seguir? ¿Cómo puedo mirar el vaso medio lleno y no medio vacío?
Finalmente me resigno a que nadie sabe nada y que yo soy una insomne demente que talvez exagera las cosas o talvez no, que desea hacer cosas que no puede…o mas bien no debe, y no se atreve. Así sigue mi vida, completamente feliz.

viernes, octubre 24, 2008

Verano

Me gustan las luces del verano
Porque me traen recuerdos,
Se apodera de mí la nostalgia y
Pienso en los años vividos.


Las sonrisas arrojadas al aire,
El olvido de mis pesares,
Mi amargura disuelta
En aquellas cálidas tardes.

Era el sabor de la felicidad,
Era el tiempo esperado,
Era lo que quería y más,
Era y ya no es, no será.

Me gustan las luces del verano
Porque a cada segundo
Se dibuja un momento.

Me gustan las luces del verano
Porque con cada dibujo
Se alivia mi lamento.

Y de vez en cuando vuelvo
A buscar en mi memoria
A las personas y los lugares
Que dejaron rastros de alegría.

Y regresar se hace un tormento,
Porque la realidad es distinta,
Desgraciada e infeliz,
Es tan ingrata.

Me gusta el verano por su luz
Y sus horas tranquilas,
Por la brisa del mar y por
Poder escuchar el rió cantar.

Me gustaba el verano
Por su magia y su encanto,
Por los paseos y la música,
Por ti, por mí, por todos.

Me gustaba el verano pero… ya no.

miércoles, septiembre 24, 2008

Los dolores de ser mujer

Gracias a un desagradable y macabro día originado por el maldito periodo menstrual es que me puse a pensar lo injustas que son las cosas para la mujer. En todo el dolor que nos toca en la vida, y no me refiero sólo al del lado sentimental, físicamente también nos toca sufrir y bastante.

Partimos en la adolescencia con la conversión de niña a “señorita”, cuando nos llega la famosa “enfermedad” como le decían las abuelas. La llegada de la regla es atroz, primero debemos tolerar los síntomas premenstruales unos días antes: dolor de cabeza, dolor de pechos y como si fuera poco un hambre feroz que nos hace subir de una todos los kilos que con tanto esfuerzo bajamos cuando andábamos sin la tontera. Finalmente llega la cuestión, y con eso, dolor de ovarios, hinchazón, llanto, etc. Si, ya no es tan terrible…aprendí a vivir con eso, pero aun así a veces me gustaría ser hombre para saltarme esas semanas.

Después no enfrentamos al trauma de la primera vez, si poh, pa’l que no sabe, eso también nos duele. Ya se, me van a salir con que “es un dolor soportable” o “es un dolor rico” Como sea la cuestión, igual duele. Pasada esa etapa, y siendo responsable, no queda otra que ir al ginecólogo para cuidarse de los embarazos y el cáncer, o cualquier otra cosa. El hecho de que te metan los dedos y hurgueteen sin delicadeza ya es algo terrible, y se vuelve peor cuando te meten unas pinzas para abrirte y rasparte el útero… ¡más dolor! Pero también eso se vuelve soportable.

Nos saltamos a la etapa en las que nos suena el reloj biológico y queremos ser madres, si es una bendición poder dar vida pero mirémoslo por el otro lado. Al principio son vómitos, mareos y nauseas. Y a medida que avanza se pone peor, pies hinchados, ya no tienes pechugas… ¡son ubres! Crecen tanto que las de la Olivarí y la Barrientos son cuescos de aceitunas al lado de esas. Todo acompañado de un rico dolor de espalda por la cantidad de peso que cargamos. Para que decir el parto, primero las contracciones y si quieres que te duela menos te ponen una inyección que mide como tres metros. Además, solo tienes dos opciones, parto normal o cesárea. Parto normal, significa que te rajai de la vagina hasta el ano, y en la cesárea te parten la guata a la mitad. Al final como sea te rajan igual.

Díganme ustedes ¿en que momento sufren estos jetones? ¿Qué cosa les duele? O sea, no les da ni un mísero dolor de cocos una vez al mes para poder sentirnos comprendidas. Y ese examen de la próstata no es nada en comparación a lo que debe pasar una mujer a lo largo de su vida, incluso yo creo que les gusta porque dicen que por ahí tienen su punto G… ¡Uy! Si hasta pa’ eso gozan los malditos perros. Siempre se las sacan peladas estos hueones…y así nos dicen el sexo débil, me gustaría verlos con un dolor de ovarios o teniendo guaguas, pero hasta cierto punto no más. A pesar de todo, soportar tanta cosa es lo que nos hace especiales y superiores obviamente, sólo una mujer es capaz de aguantar tanto… ¿será nuestra capacidad de amar lo que nos da tanta fuerza? Como sea, propongo que una vez al mes agarremos a patadas y combos a un hombre para que sufran algo al menos.

viernes, agosto 08, 2008

¿Dónde están los hombres?

Me gustaría saber ¿dónde están los hombres? ¿Ya son una especie en peligro de extinción? ¿Se agotaron porque se acerca el fin de los tiempos y alcanzaremos el anhelado paraíso? Talvez salieron del closet, quizás ya se casaron o definitivamente prefieren la soltería, lo que si tengo claro es que en los seminarios no están. Es algo increíble, todas mis amigas (que no son pocas), todas ya están al borde de un ataque de nervios porque no llega el famoso príncipe, que a estas alturas ya les da lo mismo que sea el mino ideal, ahora se conforman con un ogro mientras las quiera y las proteja. Pero ni eso aparece. Antes uno se imaginaba en los brazos de un hombre, alto, musculoso, con una cara perfecta, un cuerpo perfecto, con una sonrisa amplia y una mirada seductora. Hoy ya miran al jugo hasta los chóferes de micros (sin desmerecer) porque por mas que buscan no aparece nada que valga la pena, ninguno quiere compromiso. Y todas se preguntan lo mismo ¿qué están haciendo mal para que aún no llegue su peor es na’? Pero no son ellas las que hacen mal las cosas, simplemente los hombres escasean y lo terrible es que cuando encuentran alguno se ilusionan, pero es al final todo termina en un verdadero fracaso. Generalmente se topan con la peor muestra de su género, los mentirosos, buenísimos para hablar al oído, mamones y sobre todo malditos y miserables que sólo buscan una cama en la que revolcarse.

No, ya no hay de esos feuchitos buenos de corazón, ahora siguen siendo feos pero se volvieron perros como todos. Para que hablar de esos minazos con lo que uno sueña, abren la boca y el amor se esfuma, resultan ser los peores. Ya no quedan hombres y ya no existe consuelo para la cantidad de mujeres solas que quieren un poco de compañía, amor, comprensión o por último un pene disponible a cualquier hora del día. Parece que ahora encontrar un pololo es casi tan imposible como cazar un padrino mágico ¿Qué onda? ¿Hay que poner trampas o cosas así? ¿Debemos salir con una red a pescarlos? En todo caso, ahora empiezo a entender porque hay una ola de lesbianismo en este pueblo, si en las ciudades grandes cuesta encontrar un jeton digno y decente, en los pueblitos son menos las probabilidades. Por eso, muchas cortaron por lo sano y en vez de seguirse lamentando, prefirieron buscar el amor dentro de su misma especie. ¿Tendremos que hacer lo mismo?

Como sea, y como dijo Condorito “¡Exijo una explicación!” ¿Pero a quien se la pido? ¿A que ministro le puedo tirar un jarro de agua para que me conteste? ¿Se lo podré preguntar a la gordi? A lo mejor escasean hombres porque están todos arreglando el pastel del transantiago. Sea cual sea la respuesta lo único cierto es que hay muchas mujeres esperando el amor de su vida o lo más parecido a eso llegue a su vida, y hasta yo me estoy cansando de decir “ya llegará cuando sea el momento” porque parece que ese momento no será nunca. Finalmente, y espero que esta posibilidad no se cumpla, terminaremos como todas temen, en un convento rezando para que a otras si les llegue el tren que a nosotras nos dejó.

sábado, julio 26, 2008

Despedida

Las horas se han vuelto eternas
Desde que te has ido, me dejaste
Sin una razón en la que pudiera
Encontrar algo de consuelo.

Me duele tanto extrañarte, tanto,
Que me siento vacía, casi muerta.
Vivo entre recuerdos, luchando
Contra lo que siento, contra ti.

Y no hay nada que te aleje de mí,
Te pertenezco aunque lo niegue.
Sin duda lo que más me daña
Es no poder olvidarte.

Atrapada entre las penumbras
Trato de entender cómo se puede
Amar tanto a alguien que sólo
Ha llenado tu vida de dolor.

Cómo es posible que a pesar
De tu traición yo te amé, así,
De una forma tan intensa que
Ni si quiera me deja pensar.

Estoy cansada de quererte,
Estoy cansada de llorarte,
No quiero seguir sufriendo
Eternamente por este amor.

Un amor dañino, tormentoso,
Amor contaminado de hechos
Y palabras que van más allá
De todo, incluso de nosotros.

Aún sabiendo que me lastimas
Te necesito, te necesito cerca,
Me siento presa de tus brazos
Y adicta a este amor sin rumbo.

Las puertas de mi corazón se han
Cerrado para ti, pero tengo miedo
De que cuando quieras volver,
Sin pensarlo, se vuelvan a abrir.


Dulcesita Amarga



jueves, abril 17, 2008

Algo

Realmente no se que pensar, todo se vuelve frágil, hasta las cosas que pensaba más irrompibles se destrozan ante mis ojos. Yo sigo aquí, tratando de descifrar el por que de tantas cosas, buscando el modo de reparar ciertos daños de los que no soy culpable, tratando de consolar las lágrimas de otros cuando ni si quiera soy capaz de secar las mías, luchando para alejar el rencor que vive en alguien mientras dejo que el mío siga alojándose en mi descaradamente, soñando con que todo mejora pero viviendo una pesadilla. ¿Soñar? Creo que hace tiempo deje de soñar, vivo pegada a la tierra para no volver a caerme de esas nubes que me acogían cada vez que lo deseaba, imaginando las cosas más maravillosas, fantaseando y pensando que todo podía ser. Pero finalmente, los sueños, sueños son. Ya se me termino el tiempo de los sueños, la realidad llegó de golpe para hacerme entender que ya crecí.
Aún sigo aquí, respirando, comiendo y tratando de vivir sin encontrarle sentido a nada, soportando un insomnio que pesa en mi cabeza, ahogando mi angustia y callando mis gritos de desesperación. Aquí estoy, viendo pasar las horas, buscando respuestas, ideando soluciones y mirando el vacío. No, aún nada tiene sentido.

miércoles, abril 02, 2008

Recuerdos Felices

¿Se han dado cuenta de que uno nunca termina de saborear los buenos momentos? Son tan cortos que pasan casi desapercibidos y dejan esa sensación de gusto a poco, con deseos de que hubiera sido para siempre o que el tiempo se hubiera detenido en ese instante. Dicen que uno puede ser feliz con tan poco, mantengo esa teoría si se refiere a las cosas materiales porque en cuanto a las cosas que tienen que ver con los sentimientos lo poco es lo que nos hace infeliz. No me interesa tener un yate, una mansión, un avión, millones en el banco, etc., si voy a seguir teniendo los mismos atados que me atormentan y me causan dolor.
La verdad es que pocas veces he alcanzado a saborear la felicidad sin que se vaya tan rápido, pero hay una etapa que me marcó y la recuerdo como muy feliz. Como podrán imaginar, fue cuando era niña…en esos tiempos no éramos tan prematuros como son los cabros ahora, hoy los mocosos a los cinco años andan ponceando y yo a los diez aun jugaba a las barbies. Cuando tenía entre diez y once años ha sido el tiempo en que hoy recuerdo con nostalgia, en el que me recuerdo feliz. No tenía mucho, solo lo necesario, mi familia, una casa hermosa en la que al salir al enorme jardín se veía el mar, un colegio y una amiga. Vivíamos en Coquimbo, cerca de la playa, algo muy beneficioso en el verano. Mi papá trabajaba en una mina y estaba siete días arriba y siete con nosotros, su llegada era muy esperada porque llegaba con una caja grande de chocolates, galletas y embelecos que le daban en el trabajo, todo ese tesoro para mí y mis hermanos. Mi mamá escondía la caja en lo más alto de un closet para que no nos aprovecháramos y nos comiéramos todo de una vez. Llegaba el fin de semana y siempre había alguna novedad, mi papá solía hacer un delicioso pollo asado en la parrilla mientras veíamos los partidos que nos harían clasificar al mundial del 98 o escuchábamos la radio esperando ansiosos que estuviera listo. El día domingo era de flojera absoluta, dormir, yo hacía las tareas a última hora, mi mamá planchaba las cosas para el colegio y mi papa leía el diario mientras los niños tramaban algo o se condoreaban con alguna cosa. Aunque a veces salíamos a pasear o íbamos a misa, una vez nos fuimos a caminar por un sector que estaba a pasos de mi casa, en ese tiempo era campo no había ninguna casa, caminamos sin rumbo y por largo rato y finalmente llegamos a la playa aunque partimos en el sentido contrario de ésta. No sé por qué para mi fue toda una aventura, pero me recuerdo corriendo con mis hermanos por esos peladeros verdes, y mis papas caminaban atrás tomados de la mano. Y todo era risas, era paz y armonía, éramos la familia Ingalls.
En el verano era aún mejor, aunque mi papá no estuviera mi mamá nos llevaba a la playa. La herradura, podía pasar horas y horas bañándome en ese mar tranquilo, y de vez en cuando salía a comer, del cocaví que llevaba mi mamá, algún dulcecito y tomar jugo para sacarme la sal de los labios y volver al agua. Cuando daban las siete de la tarde nos íbamos a la casa, para ducharnos, tomar once y acostarnos rendidos hasta el otro día, aunque teníamos harta cuerda y a pesar de los intentos de mi mamá por tener su rato de tranquilidad a veces hinchábamos hasta tarde.
Hoy veo eso como algo tan lejano que no se si me lo estoy inventando o de verdad lo viví, seguramente hubieron problemas que no recuerdo, pero fueron tan pequeños que ni se sintieron. Cada vez que trato de pensar como hubiera sido mi vida si hubiera seguido ahí me veo feliz, lo único malo sería que hoy no conocería a los tesoros que me hacen la vida más amena y que siempre están ahí conmigo.
Si, cuando crecemos todo es mas difícil, hoy no se si estoy viviendo o tratando de ganar una batalla. No se si soy una mujer joven de 21 años, en la plenitud de la vida, o una vieja encerrada en este cuerpo, que seria el sueño de muchas. No estoy segura de si soy hija, mamá, tía o abuela. No me entiendo y no estoy segura si entiendo al resto, no se si voy acorde o a los tiempos o demasiado atrasada. Hay muchas cosas que no se, sólo de una estoy segura y es que los buenos momentos no volverán y hay que saber disfrutarlos para que cuando vengan los tiempos amargos sean esos recuerdos los que nos saquen una sonrisa y no todo sea tan malo.