miércoles, septiembre 24, 2008

Los dolores de ser mujer

Gracias a un desagradable y macabro día originado por el maldito periodo menstrual es que me puse a pensar lo injustas que son las cosas para la mujer. En todo el dolor que nos toca en la vida, y no me refiero sólo al del lado sentimental, físicamente también nos toca sufrir y bastante.

Partimos en la adolescencia con la conversión de niña a “señorita”, cuando nos llega la famosa “enfermedad” como le decían las abuelas. La llegada de la regla es atroz, primero debemos tolerar los síntomas premenstruales unos días antes: dolor de cabeza, dolor de pechos y como si fuera poco un hambre feroz que nos hace subir de una todos los kilos que con tanto esfuerzo bajamos cuando andábamos sin la tontera. Finalmente llega la cuestión, y con eso, dolor de ovarios, hinchazón, llanto, etc. Si, ya no es tan terrible…aprendí a vivir con eso, pero aun así a veces me gustaría ser hombre para saltarme esas semanas.

Después no enfrentamos al trauma de la primera vez, si poh, pa’l que no sabe, eso también nos duele. Ya se, me van a salir con que “es un dolor soportable” o “es un dolor rico” Como sea la cuestión, igual duele. Pasada esa etapa, y siendo responsable, no queda otra que ir al ginecólogo para cuidarse de los embarazos y el cáncer, o cualquier otra cosa. El hecho de que te metan los dedos y hurgueteen sin delicadeza ya es algo terrible, y se vuelve peor cuando te meten unas pinzas para abrirte y rasparte el útero… ¡más dolor! Pero también eso se vuelve soportable.

Nos saltamos a la etapa en las que nos suena el reloj biológico y queremos ser madres, si es una bendición poder dar vida pero mirémoslo por el otro lado. Al principio son vómitos, mareos y nauseas. Y a medida que avanza se pone peor, pies hinchados, ya no tienes pechugas… ¡son ubres! Crecen tanto que las de la Olivarí y la Barrientos son cuescos de aceitunas al lado de esas. Todo acompañado de un rico dolor de espalda por la cantidad de peso que cargamos. Para que decir el parto, primero las contracciones y si quieres que te duela menos te ponen una inyección que mide como tres metros. Además, solo tienes dos opciones, parto normal o cesárea. Parto normal, significa que te rajai de la vagina hasta el ano, y en la cesárea te parten la guata a la mitad. Al final como sea te rajan igual.

Díganme ustedes ¿en que momento sufren estos jetones? ¿Qué cosa les duele? O sea, no les da ni un mísero dolor de cocos una vez al mes para poder sentirnos comprendidas. Y ese examen de la próstata no es nada en comparación a lo que debe pasar una mujer a lo largo de su vida, incluso yo creo que les gusta porque dicen que por ahí tienen su punto G… ¡Uy! Si hasta pa’ eso gozan los malditos perros. Siempre se las sacan peladas estos hueones…y así nos dicen el sexo débil, me gustaría verlos con un dolor de ovarios o teniendo guaguas, pero hasta cierto punto no más. A pesar de todo, soportar tanta cosa es lo que nos hace especiales y superiores obviamente, sólo una mujer es capaz de aguantar tanto… ¿será nuestra capacidad de amar lo que nos da tanta fuerza? Como sea, propongo que una vez al mes agarremos a patadas y combos a un hombre para que sufran algo al menos.