martes, junio 22, 2010

MEMORIAS

Capítulo XXV

Media hora después de que Octavio se había ido me di cuenta de que también yo debía volver a mi casa a enfrentar la furia de mi madre. Caminaba muy lento para retrasar la llegada de la infaltable discusión, en ese momento me pregunté por qué simplemente ella no aceptaba que yo era diferente y que mi forma de ver la vida se alejaba por completo a la suya para ahorrarnos todos esos malos ratos que no nos llevarían a nada. También trataba de idear la forma de poder salir al día siguiente de mi casa sin que nadie se diera cuenta que me había ido con Octavio y justo en ese momento algo alumbró mi caminar: Blanca se acercaba hacia mi.

Luego de unos pasos Blanca y yo nos encontramos frente a frente, es verdad que teníamos una conversación pendiente pero igual de cierto era que podía seguir posponiéndola todo el tiempo necesario, sin embargo ese era el mejor momento para volver a contar con ella. Nos saludamos como si nada hubiera pasado, nos hicimos todas las preguntas de cortesía necesaria hasta que llegamos al tema.

-Rosario, quiero reiterar mis disculpas por todo lo que pasó. De verdad estoy muy arrepentida y me tiene muy triste que ya no nos veamos. Sabes bien que eres mi única amiga.-Dijo Blanca mostrándose arrepentida.

-Aunque no justifico lo que hiciste acepto tus disculpas. Lo único que espero es que no se vuelva a repetir algo así, tú también eres mi única amiga y mi confianza en ti es total por eso no quiero que esta amistad se pierda.

Nos dimos un abrazo y le pedí a Blanca que me acompañara hasta mi casa. En el camino le fui contando los últimos acontecimientos, lo ocurrido con Karim y por su puesto con Octavio, ella sólo se limitaba a escuchar con atención y pocas veces quiso opinar. Finalmente llegué al punto que quería, la salida con Octavio que me tenía tan complicada.

Le conté a mi amiga la propuesta que me había hecho Octavio unos minutos atrás, como era de esperarse ella se espantó al imaginarme en un viaje sin destino, sola y con un hombre pero lo que más le asustaba era que yo estuviera tan dispuesta a hacerlo.

-¡Rosario, es una locura! ¡No te puedes ir ni por un minuto sola con ese hombre! ¡Tú misma eres testigo de sus antecedentes con las mujeres!-Dijo mi amiga con cierto alboroto.

-¡Por favor no me sermonees! Estoy decidida a pasar el día con Octavio y si te lo conté es porque necesito tu ayuda. Blanca, sea cual sea tu respuesta yo lo respetaré y por supuesto esperaré lo mismo de ti sobre mi decisión.

-¡Pero si tu madre se entera nos matará a las dos! ¡Sería un escándalo total en todo el pueblo! ¡Te suplico que no vayas!

-Ya te dije que estoy decida. Iré con o sin tu ayuda…Sin ella será mucho mas difícil y arriesgado pero de todas maneras lo haré.

Después de que Blanca notara que nada me haría cambiar de opinión se resignó a ayudarme a pesar de todos sus miedos. Al llegar a mi casa ya teníamos todo el plan listo para que nada saliera mal al día siguiente, nos despedimos y ya no quedaba más que rezar para que las cosas salieran según lo dispuesto.

Entré a la casa y mi madre me esperaba en el living, curiosamente y para mi sorpresa no discutimos porque no le dio gran importancia al hecho de que hubiera salido por sobre su prohibición y eso me pareció raro pero todo se hizo lógico cuando mencionó a Karim. Se puso a darme un discurso sobre él que me pareció interminable pero lo escuché entero para no provocar su ira, cuando me mandó a dormir con la tarea de que pensara en sus palabras me sentí aliviada a tal punto que di gracias a Dios.

Cuando desperté en la mañana no sabía bien que hacer, me sentía muy nerviosa y emocionada pero a la vez tenía un poco de miedo al pensar en que mi mamá me podría descubrir. Me bañé y me arreglé bastante más que en un día común, cuando bajé a desayunar todos lo notaron y me llenaron de preguntas, cuando mi madre estuvo sentada me digné a responder:

-Mamá, Blanca me invitó a pasar el día en el fundo de su familia y como hemos estado distanciadas me parece que es un buen momento para que arreglemos las cosas.

-Me parece bien, puedes ir. Termina tu desayuno para que preparemos algo que puedas llevarle a la familia de Blanca en agradecimiento por la invitación.

Terminamos el desayuno y con mamá volamos a la cocina a preparar “niños envueltos”, un exquisito plato que consiste en un pino de carne con arroz aliñado con especias que se pone dentro de una hoja de repollo y se enrolla. Así se nos pasó el tiempo hasta que ya eran un cuarto para las doce y puntualmente como lo habíamos acordado llegó Blanca a buscarme.

Salimos de mi casa dejando a mi madre convencida de que íbamos a un lindo paseo familiar, con Blanca caminamos tomadas del brazo hasta una esquina, me deseó suerte y nos despedimos rogando porque todo saliera bien. Luego de eso corrí hasta donde Octavio me esperaba y me subí a su auto sintiendo que tenía el corazón en la mano.

-Buenas tardes Rosario, sabía que vendrías-Dijo sonriendo.

-No hagas que me arrepienta de estar aquí. Será mejor que nos vamos antes que alguien nos vea.-Sugerí nerviosa mientras me ponía un pañuelo en la cabeza y unos lentes de sol para cubrir un poco mi rostro.

Al parecer a Octavio lo divirtió mucho el hecho de que quisiera pasar desapercibida y mientras hacía partir el auto soltó una carcajada que me hizo saber lo feliz que estaba. Pasó un rato antes de que me relajara pero entonces noté que íbamos saliendo del pueblo y me asusté:

-¿A dónde vamos? ¿Por qué salimos del pueblo?

-¡Tranquila! Anoche me desvelé pensando en cuál sería el lugar adecuado para pasar un hermoso día contigo y recién cuando amaneció lo supe. ¡Te encantará!

-¡Deja de jugar y dime de una vez a dónde me llevas! ¡Ya llegamos a la carretera y no me dices nada! ¡No tienes idea de todo lo que hice para venir así que lo mínimo que merezco es saber a dónde voy!-Grité desesperada.

-A la playa. ¿Qué te parece?

-¡Pero eso queda a una hora del pueblo! ¿No te parece que es demasiado lejos para ir a conversar? ¡Mejor da la vuelta!

-La playa más cercana está a una hora pero a la que vamos está un poco más lejos. Será mejor que te acomodes en el asiento porque nada hará que me devuelva.-Dijo decido y como siempre con una amplia sonrisa.

Después de eso fui un atado de nervios y no salió ni una palabra más de mi boca hasta que llegamos a la famosa playa una hora y media después, tiempo que por supuesto para mí fue mucho más largo que eso. Nos bajamos del auto y ante mí tenía una playa de arena blanca y un mar de aguas turquesas, un completo paraíso cuya belleza causaba emoción y que era sólo para los dos. Estaba completamente desierta.

Me saqué las sandalias y comencé a caminar, sentía la arena caliente bajo mis pies y una exquisita brisa rozaba mi rostro, llegué hasta la orilla sintiéndome libre y feliz sin saber por qué. Por un momento me olvidé de todo, solo volví a la realidad cuando sentí la frescura del agua atravesando mis piernas y entonces noté que Octavio estaba a mi lado y tomaba mi mano.

miércoles, junio 16, 2010

MEMORIAS

Capítulo XXIV

El alivio que sentí al pronunciar esa frase sólo se puede comparar con la sensación de quitarme una enorme roca de encima del pecho, al fin estaba liberada de mi propia cárcel porque eso era lo que significaba guardar lo que sentía por Octavio. De pronto noté que habían pasado unos minutos y que él seguía en silencio pero que su rostro contenía una amplia sonrisa, supongo que al notar eso me tranquilicé. Octavio me miró y se acercó decidido a besarme y yo en un reflejo instantáneo lo rechacé:

-Espere, no es correcto que haga esto. Alguien nos puede ver.

-¡Qué importa que nos vean! ¡Rosario, soy el hombre más feliz del mundo con esta noticia! No tiene idea lo que significan sus palabras para mí.-Dijo rebosando de alegría.

-¡Usted se va a casar! Está a solo unos meses de su matrimonio, ya tiene todo decidido, es un negocio y no creo que quiera cambiar eso ahora. Además, yo no quiero ser la culpable de que deje plantada a Esperanza al pie del altar. Eso sería horrible.

Octavio no paraba de sonreír y estoy segura de que si hubiera sido por él hasta se hubiera puesto a bailar en medio de la plaza, nunca lo había visto tan feliz, ni si quiera cuando había logrado conseguir a una nueva amante. Tomó mis manos, las acarició tiernamente como si estuvieran hechas de un cristal muy delicado y entonces seriamente me dijo:

-Rosario, estoy dispuesto a dejarlo todo con tal de estar contigo. No me importa Esperanza, ni el matrimonio y mucho menos me interesa el negocio que había planeado con su familia. Ahora hay algo que tiene mucho más valor para mí y esa eres tú. Has cambiado mi vida completamente, me has cambiado. Ni si quiera se como pudo pasarme algo así, nunca pensé que llegaría a enamorarme tan profundamente de alguien.

-¿En serio? ¿Cómo puedo estar segura de lo que me dice? Las circunstancias en las que nos conocimos no hablan muy bien de usted ¿Cómo puedo saber si este no es el mismo discurso que les dice a todas?

-La única alternativa es que confíes en mi y que me dejes estar cerca de ti. Si nos queremos tenemos que estar juntos. ¡Y por favor deja de tratarme de usted!

-Octavio, dime la verdad ¿realmente serías capaz de disolver el compromiso con Esperanza? -Pregunté mientras me invadía un sentimiento de culpa al pensar en ella.

-¡Claro que si! La estimo mucho pero tú misma me has dicho que eso no es suficiente para sostener un matrimonio.-Octavio contestó con absoluta seguridad.

-¿Dejarías de tener amantes para estar sólo conmigo?

Octavio agachó la mirada y yo lo observaba fijamente con el propósito de intimidarlo y descifrar en sus gestos si estaba siendo de verdad sincero. Justo cuando estaba a punto de tomar su actitud como un “No”en respuesta se adelantó y contestó:

-Yo por ti lo dejo todo.

Quería pensar que era sincero pero se me hacía tan difícil creer tanta maravilla, sobre todo porque había conocido a un Octavio muy diferente hace un tiempo atrás y me costaba imaginar que había cambiado sólo por mí.

Cambiamos el tema, comencé a contarle todo el lío que se había armado con lo del admirador secreto y que por esa mentira me había sentido obligada a aceptar ser novia de Karim. Afortunadamente él se tomó todo con mucho humor e incluso defendió a Karim diciendo que “En la guerra y en el amor todo se vale” y luego muy tranquilo preguntó:

-Entonces ¿Karim sabe que soy yo el mal hombre que te enviaba los tulipanes?

-¡No! ¡Eso hubiera sido terrible! Si hubiera sabido no sería tan amable contigo y le hubiera contado todo a mi madre, te aseguro que a ella no le hubiera gustado nada la situación. Probablemente cuando se enteré de todo me mandará a un convento.-Dije aterrada al imaginar su reacción.

-No seas exagerada. Nosotros no buscamos enamorarnos simplemente se dio. Rosario, no podemos estar separados porque todos se oponen. ¡Nos queremos!

-¡No podemos ser tan egoístas! En realidad a mi no me preocupa el castigo que me dará mi madre, soportaré las cachetadas y los latigazos pero pienso en Esperanza y encuentro muy injusto que estemos aquí hablando de nosotros. Ella te quiere, te ama demasiado, lo he visto en sus ojos. Nuestra felicidad no puede ser a costillas de su sufrimiento. Me imagino lo ilusionada que debe estar con casarse.

La mirada de Octavio parecía cansada, supongo que pensaba que estaba perdiendo la batalla y que de nada había servido que yo le confesara mi amor. Por mi parte no sabía que hacer, estaba segura que haberle dicho la verdad era lo mejor pero no tenía idea de que decisión tomar. ¡Qué difícil es cuando la razón se enfrenta al corazón! Esa sí que es una guerra difícil porque lo que uno quiere no es siempre lo correcto y cuando es así siempre está la duda de arriesgarse o no a pesar de todo.

-Rosario, no sé que hacer para convencerte de que debemos darnos una oportunidad. Los dos hemos esperado mucho tiempo y esto no se borrará estando separados, incluso creo que será peor. Te propongo que mañana pasemos el día juntos lejos de todos y hablemos con más calma.

Quise decir que sí de inmediato pero mi boca quedó frenada al recordar que para estar ahí había pasado por alto a mi madre y que seguramente por eso me estaría esperando furiosa en la casa para darme un par de cachetas y prohibirme las salidas mínimo por un mes. Sin rodeos le comenté la situación a Octavio y le expliqué que sería casi una misión imposible poder salir de mi casa.

-La relación con mi mamá está bastante tensa por eso creo que no podremos vernos mañana y talvez sea lo mejor. Deberíamos parar esto antes de que se nos haga más difícil dejar de vernos.-Dije con tristeza.

-¡Me niego rotundamente a dejar de verte! Mañana te espero en el auto a la vuelta de tu casa al medio día para que pasemos el día juntos. No me falles.

La hora había pasado y Octavio debía irse a resolver ciertos asuntos que no recuerdo, me dio un beso cálido en la mejilla y se fue. Yo me quedé sentada observando como se alejaba mientras me preguntaba si podría verlo al día siguiente y cuál sería el precio de toda esa locura.

jueves, junio 10, 2010

MEMORIAS

Capítulo XXIII

Por un buen rato no hicimos más que estar en silencio cruzando de vez en cuando una que otra mirada, la devastación de Karim era mía también y me dolía tanto o más que a él porque era yo quién la causaba. Aún así sabía que estaba haciendo lo correcto, no podía mantenerlo amarrado sabiendo que aunque hice todo el esfuerzo del mundo no logré quererlo como él merecía.

Karim se puso de pie y se acercó a uno de los enormes ventanales que iluminaban el living para mirar a través de éste hacía el jardín, suspiró profundamente tratando de eliminar la pena que sentía, se dio vuelta, me miró a los ojos y entonces habló:

-Rosario, si usted se decidiera y me lo permitiera yo podría hacerla inmensamente feliz. La amo tan profundamente que daría cualquier cosa porque me correspondiera aunque sea un poquito. No estoy acostumbrado a rogar, esta será la primera y última vez que lo haga y lo haré porque considero que mi falta no ha sido tan grave. Si esto no funciona no la molestaré más pero por favor… ¡Por favor déme otra oportunidad! ¡Déjeme demostrarle que estamos hechos para estar juntos!

El corazón se me apretó tanto con esas palabras que ni si quiera podía respirar, sentía rabia conmigo por no poder corresponder a un amor tan sincero y comencé a preguntarme si Octavio haría algo así por mí. Me puse a pensar si valía la pena sacrificar lo que ya tenía con Karim por él pero me di cuenta de que no podía ser tan egoísta y seguir con ese noviazgo por no querer perder pan ni pedazo. Debo reconocer que en ese instante dudé pero finalmente lo que hice fue lo mejor, me paré y me acerqué a Karim, le puse la mano en el hombro y respondí:

-Lo siento, no puedo hacerte eso. Te juro que intenté amarte pero eso es algo que no se puede controlar, lo sientes o no y yo no llegué a sentirlo. Yo te quiero mucho Karim, eres un gran amigo pero no puedo verte como algo más. Perdóname, ya no quiero herirte más y lo haría si aceptara lo que me propones. Mereces ser feliz con alguien que de verdad te valore así que mi respuesta definitiva es no.

-Bueno, al menos lo intenté. Le deseo lo mejor y espero que volvamos a vernos alguna vez pero comprenderá que por ahora eso no será posible. Nunca he podido verla como una amiga.-Dijo Karim mientras acariciaba mi rostro.

Tomé su cara entre mis manos y besé su frente asumiendo que no lo vería en un buen tiempo, cuando él levantó la cabeza me miró fijamente y me dio un tierno beso en los labios. Correspondí a su beso como nunca antes lo había hecho y pensando en que esa era una buena indemnización por el dolor causado, después de eso se fue de mi casa y de mi vida por un tiempo.

Me senté en uno de los sillones pensando en lo difícil que era decirle a alguien que te importa que lo quieres de manera diferente a lo que él espera y supuse que era mucho más difícil recibir el impacto de un rechazo. Luego de eso me encerré en mi dormitorio el resto del día, no quería ver a mi madre ni a nadie así que no salí ni para comer y afortunadamente encontré la paz que quería porque nadie me molestó.

El día se me hizo eterno pero después de tanta espera al fin ya había atardecido y debía ir a la cita que tenía con Octavio en la plaza, estaba tan nerviosa que no hacía más que pasearme de un rincón de la pieza al otro. Logré tranquilizarme para arreglarme un poco, peinarme y maquillarme recatadamente para no llamar la atención ya que las lenguas del pueblo eran bastante filosas.

Un cuarto para la ocho estaba bajando las escaleras de mi casa, estaba totalmente decidida a salir sin decirle nada a mi madre por lo que tomé las llaves que estaban encima de la mesita de la entrada y abrí la puerta pero justo en ese momento apareció.

-¿A dónde crees que va? ¿¡Qué pretendes niña!? ¿¡Matarme de la rabia!? ¿¡Cómo se te pudo pasar por la mente tratar de salir sin mi permiso y a esta hora!? ¿¡A caso yo estoy pintada en esta casa!?-

-No veo el problema, mis hermanos entran y salen cuando quieren y no les dice nada. ¿Por qué conmigo es diferente? ¿Sólo porque soy mujer?-Hablé con altivez.

-¡Si! ¡Porque eres una niña y no puedes andar sola en la calle a estas horas! ¡Tus hermanos ya son todos unos hombres y se saben cuidar pero tú no!

-No quiero discutir con usted, suficiente tuve con lo de la mañana y ya se que no puedo cambiar ese pensamiento machista y retrógrado que tiene.

-¿Quieres ganarte otra cachetada? ¡Rosario, piensa en que ustedes son lo único que tengo y he tenido que criarlos sola! ¡Lejos de mi familia, lejos de mi tierra y de mis costumbres! ¿Tengo que pedir perdón por cuidar tanto mis únicos tesoros? Ya perdí a tu padre, si le pasara algo a alguno de ustedes yo me moriría.-Dijo mi madre mientras acariciaba mi pelo.

-Sé todo lo que ha tenido que pasar pero no tengo la culpa y aunque no le guste necesito que me de más libertad. Además si no le perdí permiso es porque estoy segura de que no me lo hubiera dado y de verdad necesito salir-Respondí calmadamente.

-¿Y por qué no pasó a buscarte a Karim? Siempre viene por ti a la casa, no entiendo por qué hoy no hizo lo mismo.

-Mamá, Karim y yo terminamos. No voy a verlo a él y ya no tengo tiempo de explicarle nada. Asumo la cachetada pero se la recibiré cuando vuelva, lo siento.

Besé a mi mamá en la mejilla, estaba tan perpleja que ni si quiera intentó detenerme cuando salí casi corriendo de su lado. Me alejé de la casa lo más pronto posible mientras miraba hacia atrás para comprobar que ella no me seguía y después apacigüe mi paso pues aún tenía tiempo de llegar a la hora. Debo confesar que el trayecto se me hizo casi tan eterno como la tarde.

Diez minutos después ya estaba en la plaza buscando con la mirada a Octavio por cada rincón, finalmente lo encontré sentado en una de las bancas más apartadas de la calle principal. Él me había divisado y me hacía una discreta seña con la mano para asegurarse que lo había visto, tome aire y me acerqué caminando con naturalidad hasta donde estaba. Nos saludamos y nos sentamos de inmediato para no llamar mucho la atención de las pocas personas que estaban en el lugar, en ese mismo instante yo me quedé muda.

Octavio esperó a que yo pronunciara alguna palabra pero con el paso de los minutos se dio cuenta de que si seguía esperando se haría viejo porque yo estaba totalmente paralizada así que tomó la iniciativa:

-Rosario, supongo que no me citó aquí para disfrutar de mi grata compañía en silencio. Dígame de una vez el motivo de que estemos aquí porque estoy bastante intrigado.

Comencé a jugar con mis manos buscando la frase precisa que explicara el por qué de esa reunión. Pensé en decirle que ya sabía que él era quien me enviaba los tulipanes y contarle todo lo que había pasado con Blanca y Karim, sin embargo de un momento a otro un impulso se apoderó de mí y lo único que salió de mi boca fue:

-Estoy enamorada de ti Octavio.

miércoles, junio 09, 2010

MEMORIAS

Capítulo XXII

A la mañana siguiente me levanté pensando en que ese era sin duda un día decisivo, tendría que resolver mi situación con Karim y a parte enfrentar lo que me pasaba con Octavio. Sentía mucho miedo porque sabía que lo que me esperaba no era fácil y uno cuando es joven lo único que espera es que las cosas cuesten y duelan lo menos posible, sin embargo resulta que pasa todo lo contrario y eso toma su tiempo aprenderlo.

Bajé a tomar desayuno y mi madre me esperaba ansiosa para saber como había estado la velada, estaba totalmente dispuesta a una conversación de amigas y eso me perturbaba. Me senté sin ganas porque realmente no quería hablar de Karim, me dolía hacerlo pero mi madre no se quedaría tranquila hasta que le contara cada detalle así que me armé de paciencia y esperé a que ella hablara.

-Buenos días hija ¿cómo amaneciste? ¿Cómo lo pasaste anoche? ¿Se reconciliaron? ¡Cuéntamelo todo!

-Lo pasé muy bien y no, no nos reconciliamos. Seguramente Karim vendrá en un rato a hablar conmigo.-Dije cortante.

-Pero Rosario ¿qué es eso tan serio que te tiene así? ¿Qué falta tan grave puede haber cometido ese joven? ¡Es un muchacho tan noble, tan decente! ¿O a caso te ha faltado el respeto?

Me quedé callada pensando en si era conveniente decirle a mi mamá lo que Karim había hecho, sabía que si le decía no le daría importancia al asunto pero decidí que lo mejor era que estuviera enterada de todo para que no se llevara ninguna sorpresa más adelante.

-Karim sería incapaz de faltarme el respeto, no como usted se lo imagina.

-¿Cómo? No entiendo. ¡Deja de dar vueltas y dime de una vez que te hizo, niña!

-Me mintió, mamá. Karim se hizo pasar por el hombre que me enviaba flores y nunca fue él, jugó con algo que era importante para mí.-Hablé con rabia.

-¿Por esa estupidez te enojaste con él? ¡Rosario, por favor! A mi hasta me parece tierno, si hizo eso fue porque no sabía que hacer para conquistarte. Además, ya te he dicho que ese hombre que te enviaba esos ramos de tulipanes es un cobarde por no dar la cara y alguien así no te conviene. Hija, no seas tonta y deja que…-Mi madre no pudo terminar pues la interrumpí con los gritos de mi respuesta.

-¡Ya me cansé de sus opiniones! ¡Estoy cansada de que se quiera meter en mi vida y quiera decidir por mí! ¡Ya me cansé de que siempre quiera interceder por Karim! ¡Aunque usted lo encuentre una estupidez para mi no es así! Karim me mintió y no lo puedo perdonar.

Mi mamá me miraba con asombro, nunca me había atrevido a levantarle la voz ni le había hablado de esa manera. Se paró de su silla, se acercó a mí y sin previo aviso me plantó una cachetada que me duele hasta el día de hoy y terminó la conversación diciendo:

-¡Niña insolente y mal agradecida! ¡Yo sólo quiero tu bien y tú me hablas así! ¿Crees que lo sabes todo cómo para no escuchar los consejos de los más viejos? Si es así estás muy equivocada. ¡No vuelvas a hablarme así porque cada atrevimiento será una cachetada que te ganes!

Se fue a la cocina dando pasos gigantes que demostraban su enojo y justo antes de que se me salieran lágrimas de rabia y frustración sonó el timbre, tuve que tragarme toda la pena. Fui a abrir ya que mi madre me lo ordenó con un grito de general, respiré profundo para que nada se notara en mi rostro y traté de parecer digna. Llegué a la puerta y al abrirla me encontré con la sonrisa amena de Karim, odiaba admitirlo pero él me hacía sentir tranquila por lo que no dudé ni un minuto en abrazarlo. Él me correspondió en seguida mientras me miraba con extrañeza y de inmediato preguntó que me pasaba:

-¡Y yo que venía preparado para lo peor! De haber sabido que este sería el recibimiento hubiera llegado más temprano. Por casualidad ¿pasó algo?

-No es nada, no te preocupes. Es una tontería y eso no es el tema ahora, sabes que necesito hablar contigo seriamente.-Dije safándome de su abrazo mientras recobraba la compostura.

Pasamos al living, mi mamá apareció de inmediato con una tasa de café y dulces árabes para Karim pero luego de saludarlo se fue a continuar sus labores. Él comenzó a tomar café y parecía muy tranquilo así que no quise esperar más y lo encaré:

-Me mentiste, me mentiste en la cara y quiero saber ¿por qué?

-¿De qué está hablando? Rosario yo la quiero ¿cómo podría mentirle? ¿Para qué? Bien sabe que soy un tipo honesto.

-¡Lo se todo, Karim! Hablé con Blanca y me confesó todo lo que hicieron, ya sé que usted no es mi admirador secreto. ¿Por qué lo hizo? ¡Confiaba en ti, Karim!

Había un contraste de colores entre los dos, mientras yo estaba roja de ira Karim estaba blanco de miedo y sorpresa, se puso tan nervioso que la tasa tiritaba entre sus manos y sus ojos se movían inquietos de un lado a otro como si buscaran una explicación en los muebles de la casa. Por fin las palabras salieron de su boca:

-Rosario, me avergüenza enormemente tener que reconocer que le he mentido, pero mucha más vergüenza me da haberme prestado para semejante mentira. Yo…No se que hacer, supongo que ni aunque le pida perdón de rodillas conseguiré que vuelva a confiar en mí.

-Yo pensé que era diferente a cualquier hombre pero me equivoqué porque con esto comprobé que son todos iguales de mentirosos.

-¡No diga eso! Usted sabe por qué lo hice, quería alejarla de un hombre que no le conviene. Yo la amo, lo único que quiero es que sea mi esposa y ser feliz a su lado. Blanca me convenció de que esa sería una buena forma de alejarla de un mal camino y de conquistarla de una buena vez.

-¡Se equivocaron! ¡No hicieron más que herirme porque las dos personas en las que más confiaba me fallaron! Esa no era la manera, lo único que consiguieron fue decepcionarme.-Dije sintiendo un gran dolor al recordar lo que había pasado.

-Dígame la verdad ¿está enamorada de ese hombre? ¿Sabe quién es él? Si es así me gustaría saberlo para tratar de alejarlo definitivamente de su vida.

Qué difícil se me hizo responder esas preguntas, sobre todo porque sabía que mis respuestas terminarían por romperle el corazón a Karim pero yo no iba a mentir. No podía hacerlo después de haber experimentado la sensación que dejaba una mentira, preferí ser honesta aunque la verdad nos lastimara a los dos pero omitiendo una pequeña parte:

-Si, estoy enamorada de él y sé quien es. Disculpe Karim pero el nombre de esa persona es algo que me reservaré porque no quiero darle más importancia al asunto.

Se produjo un silencio más o meno largo hasta que se diera la pregunta que tanto temía, Karim habló con desgano:

-¿Qué va a pasar con nosotros? ¿Dónde queda nuestro noviazgo después de esto? Rosario ¿en que lugar de tu vida quedaré?

-Karim, creo que lo mejor es que nuestra relación se termine.-Dije apenada.

A penas esa frase salió de mis labios una inmensa tristeza se adueñó de los ojos de Karim y yo me sentí la peor persona del mundo al verlo así, en ese momento descubrí que lo que más cuesta es perdonarse a uno mismo.

lunes, junio 07, 2010

MEMORIAS

Capítulo XXI

Sonó el timbre a las nueve en punto y mi madre corrió a abrir la puerta pensando que era uno de mis hermanos que había olvidado la llave, cuando vio a Karim se alegró al pensar que había llegado con el propósito de solucionar nuestros problemas pero se extrañó cuando él le dijo que no tenía la mínima idea de por qué yo estaba enojada. No obstante, lo que más llamó su atención fue el hecho de que fuéramos a salir y yo no le hubiera mencionado ni media palabra por lo que inmediatamente empezó a llamarme a gritos.

Bajé la escalera sintiéndome distinta, es increíble cómo unos trapos pueden darte la seguridad que te ha faltado toda la vida. Karim me miraba con la boca abierta y mi madre a penas me vio se tapo los ojos y comenzó a agarrarse la cabeza en gesto de desapruebo, rabia y vergüenza.

-¡Rosario! ¿Qué significa esa vestimenta? ¿Crees que te dejaré salir así a la calle? ¡Ese vestido tiene mucho escote! ¡Le dije a Amir que lo devolviera a penas me lo mostró! ¿Por qué me han desobedecido? ¡Por esta falta de respeto se merecen unos buenos azotes! ¡Niña, anda a sacarte todo eso y llámame cuando estés lista para escoger la ropa!-Sentenció mi madre con dureza.

-Doña Nassiha, perdóneme pero discrepo con usted. Creo que su hija se ve hermosa, no necesita cambiarse.-Dijo Karim sonriente mientras me miraba de arriba a abajo.

-¡De ninguna manera! ¿¡Qué va a pensar la gente cuando la vean entrar!? ¡Ella es una señorita decente!

-Mamá, un vestido no me hace ni más ni menos decente. ¡Por favor por alguna vez en la vida déjeme decidir lo que quiero para mí! Además, a Karim que es mi novio le gusta y usted siempre me ha dicho que una mujer debe hacer todo lo posible por agradar al hombre con el que se quiere casar.-Dije intentando manipular a mi madre.

Después de escucharme mi madre cedió y hasta logré que reconociera que me veía linda, nos dio su bendición y pudimos partir al restaurante. Todo el camino Karim se fue mirándome y elogiando mi belleza, estaba como embobado pero yo a parte de agradecerle no le dedicaba ni una sonrisa, fue cuando notó esto que insistió en que le dijera que me pasaba. Me negué a decirle cualquier cosa hasta el día siguiente y prefirió no hablar más del tema.

Llegamos al local y ya nos esperaban Octavio y Esperanza sentados en la mesa. Recuerdo que Octavio desde que nos vio entrar no me despegó la vista ni un solo momento hasta que llegamos junto a ellos, se paró de inmediato para saludarme con un tierno beso en la mejilla y otro en la mano. Cuando terminó el protocolo del saludo y estuvimos instalados llegó el momento de comer, cada uno leía con atención la elegante carpeta que contenía una gran variedad de platos a elegir pero de vez en cuando me encontraba con la mirada de Octavio por encima de ésta. Recuerdo que cada vez que nos miramos una sonrisa se dibujó en mi rostro y en el de él también pues lo notaba en sus ojos.

La comida estuvo exquisita y la conversación muy amena, ya no me sentía incómoda compartiendo con Esperanza y a pesar de todo la pasé muy bien en aquella ocasión. Después del postre nos llevaron unos bajativos para dar el toque final a lo que fue un gran banquete y que mejor que complementar con música dejando una clara invitación para el baile. Karim no desaprovechó la oportunidad de tratar de mejorar las cosas entre nosotros así que me pidió bailar inmediatamente, sabía lo mucho que eso me gustaba y que eso le daría puntos a su favor. Como era obvio Esperanza y Octavio también se sumaron a la idea.

Una orquesta era la encargada de proporcionar el más variado repertorio pero nosotros salimos a bailar la música más lenta y romántica, Karim también tenía sus estrategias de manipulación. Llegamos a la pista y comenzamos a bailar, mi novio me tenía tan bien sujeta en esos momentos que creí que él sentía un miedo enorme de que lo dejara. Por mi parte todo el tiempo que estuve bailando pensaba en lo que tenía que hacer, tenía que encontrar la manera de poder decirle a Octavio que necesitaba hablar con él y hasta ese momento se me había hecho imposible. Fue entonces que el destino nos ayudó, Karim y Esperanza se cansaron de bailar y como ni Octavio ni yo teníamos intención de abandonar la pista insistieron en que nos quedáramos mientras ellos se tomaban un trago.

Cómo olvidar la canción que sonaba en esos momentos, era un bolero de Leo Marini llamada “Dos Almas”, un tema que sin duda marcó nuestra historia. Octavio me tomó por la cintura y me acercó a él, nos movíamos al compás de la música con gran soltura y por eso sentía que estaba danzando en las nubes. Bailamos en silencio sólo unos segundos, luego nos miramos y me obligué a hablarle de una buena vez a Octavio que no hacía más que sonreír.

-Octavio, necesito hablar con usted. Es algo urgente y que nos concierne a los dos.

-Puede decirme lo que quiera, Rosario. Sobre todo hoy que está tan hermosa, incluso podría insultarme como antes y yo no haría más que seguir alabando su belleza.-Dijo Octavio mientras me hacía girar sobre mi misma.

-Agradezco su caballerosidad pero ahora es importante que…-Traté de hablar pero fui interrumpida bruscamente.

-Desearía que se hubiera vestido así para honrarme a mí con su belleza. Envidio mucho a Karim, ni se puede imaginar cuánto.

-No sea machista. Yo no me vestí así para él ni para nadie, si me puse este vestido fue por una deuda que tenía conmigo misma. Pero eso es algo que no importa ahora. Necesito que nos veamos mañana a una hora en la que podamos hablar tranquilos.-Dije seria.

Octavio me miró con evidentes signos de confusión en su cara, seguíamos bailando pero la tensión se había apoderado de ambos y al parecer él no sabía que decir, seguramente estaba pensando en que sería eso tan importante que no podía esperar. Por un instante pensé que él no querría ir por todas las discusiones que habíamos tenido y porque al estar de novia con Karim seguramente no le vería el asunto, más aún cuando yo lo había rechazado. Se demoró un poco pero finalmente y para mí alivio habló:

-Está bien, dígame el lugar y la hora y nos encontraremos ahí.

-Mañana lo espero a las ocho de la noche a la orilla del río. Sé que ese no es un sector para nada apropiado pero es para que nadie nos vea, para no arriesgar su compromiso.

-Rosario, está bien que sea un asunto delicado pero no estoy de acuerdo en ir a tratarlo a la orilla del río. Además, no me interesa lo que diga la gente y a mi no me importa que me vean con usted. Por otro lado sería un problema que se ganaría con su madre si desapareciera así, ella lo notaría en cualquier momento. Mañana la espero a las ocho de la noche en la plaza.-Dijo Octavio decidido.

Acepté aunque para nada contenta, sabía que la gente hablaría al vernos solos y si a Octavio no le importaba a mí si, solo me consolaba el hecho de que por fin podría hablar con él. El cosquilleo de nerviosismo en mi estómago se hizo presente y lo único que deseaba en ese momento era saber que iba a pasar al día siguiente, la ansiedad se apoderó de mi todo lo que quedó de esa noche.

viernes, junio 04, 2010

MEMORIAS

Capítulo XX

Sin duda esa era la guinda de la torta para la que se convirtió en una pésima tarde luego de saber la verdad. Me quedé inmóvil tratando de descifrar la mirada de Karim y a la vez trataba de imaginar lo que estaría pensando Octavio, sentía que debía darle muchas explicaciones a los dos y no sabía por dónde empezar. Afortunadamente ese pensamiento de mujer sumisa desapareció tan rápido cómo llegó y decidí que no tenía nada que explicar, en ese mismo instante me safé de los brazos de Marcelino y me paré derecha mientras arreglaba un poco mi vestido. Parecía que nadie quería hablar pero finalmente Karim tomó la palabra:

-Rosario, me puede explicar ¿qué significa esto? ¿Quién es este señor?

-No tengo nada que explicar, Karim. Él es Marcelino Huidobro un muy querido amigo y supongo que no tiene nada de malo en que lo frecuente.-Dije irritada mientras recordaba que ese hombre con carita de bueno había mentido mirándome a los ojos.

-¡Por su puesto que no Rosario, pero yo no sabía que era amiga de este caballero!-Dijo Karim en un tono machista y dominante que me molestó

-¡No tengo por qué decirle cada cosa que hago! Y en vez de estar haciendo el ridículo con escenas de celos debería saludarlo.

Marcelino ya tenía la mano estirada para estrecharla a la de Karim, se saludaron y con Octavio fue igual. El ambiente estaba denso así que preferí no alargar la situación y lo mejor era despedirme de Marcelino para poder solucionar todo de una vez:

-Marcelino, ya no será necesario que me acompañes. Será mejor que Karim me vaya a dejar a la casa, gracias por todo y espero verte pronto.

Marcelino besó mi mejilla, se despidió de Octavio y de Karim y se fue igual de contento que cómo lo había encontrado en la tarde, al parecer ese incómodo encuentro lo divertía demasiado. Por su parte Karim veía con el ceño fruncido como se alejaba mi amigo sin saber que el verdadero rival estaba ante sus ojos.

Cuando Marcelino estuvo lo bastante lejos Karim se acercó y me dio un tímido beso en los labios, Octavio apartó la vista en un reflejo casi automático y yo deseaba fervorosamente que los papeles entre ellos se intercambiaran en ese momento. Finalmente Karim me soltó y su cara cambió totalmente, una sonrisa se dibujó en su rostro para hablarme con la misma ternura y delicadeza de siempre:

-Rosario, vine a buscarla porque con Octavio hemos decidido ir a comer a un nuevo restaurante que se inaugura hoy. Ya están hechas las reservaciones y por supuesto Esperanza también nos acompañará ¿Qué me dice?

-No, no pienso ir a ninguna parte. Necesito hablar con usted y tiene que ser hoy, no creo que después de que hablemos le queden ganas de ir a comer.-Dije con severidad.

Karim y Octavio me miraban asombrados, seguramente en ese momento pensaron que estaba loca pero yo sabía muy bien lo que hacía. Quería que Karim se asustara y empezara a preguntarse que había hecho para que le hablara así, y también para que pensara de inmediato en las excusas que me iba a dar por haber mentido. Tenía tanta rabia que lo hubiera encarado en ese instante pero pensé en lo que pasaría si se descubría la verdad y preferí callar hasta llegar a la casa, sin embargo no contaba con la insistencia de Octavio:

-Por favor Rosario, vaya con nosotros. Esperanza estará encantada de compartir con usted de nuevo. Ya hemos reservado la mesa y nos ha costado demasiado.

-No podemos hacerle este desaire a Octavio y su novia, lo que me tenga que decir podrá esperar hasta mañana. Acepte la invitación ¿si?

Pensé mi respuesta por unos minutos y resolví que ir sería lo mejor, así aprovechaba de advertir a Octavio que necesitaba hablar con él. No sabía en que minuto podría decírselo pero era mejor eso a esperar otro día, probablemente en otro momento no sería posible ya que cada vez era más cercano su matrimonio.

-Está bien, iremos. Ahora necesito irme a la casa porque mi mama debe estar furiosa. Hasta luego Octavio.-Dije mientras me iba sin dirigirle la palabra a Karim.

Decidí que lo mejor sería irme sola a la casa para evitar la discusión pero como era de esperarse mi galante y buen novio intentó seguirme, le dediqué una mirada furibunda que de inmediato interpretó como un “no me sigas”, y se quedó junto a Octavio mirando como me alejaba a paso veloz. Me sentía mal de tratar así a Karim, él había sido tan bueno y me costaba mucho creer que me había mentido pero en esos momentos la rabia me pesaba más.

Llegué a la casa y mi madre me esperaba con un sermón interminable, me hizo un gran escándalo al verme llegar sola y de inmediato quiso saber dónde estaba Karim. No le mentí, le dije que estaba molesta con él y fue como si le hubiera tirado un balde de agua fría, la desesperación se apoderó de ella:

-¡Niña, por favor dime que has sabido comportarte! Rosario, te conozco y sé cómo eres cuando explotas. ¡Me ha costado un mundo enseñarte a controlar esos berrinches! ¿Qué le dijiste a ese pobre hombre? ¡No, no lo quiero ni pensar! ¡Ay, Dios! Espero que sea reversible y no anule el compromiso.

-¡Mamá, cálmese! Eso es algo que voy a decidir yo y no dejaré que nadie intervenga. Ni si quiera sabe lo que pasó y lo está defendiendo con capa y espada. -Dije con rabia.

-Hija, entienda que yo quiero lo mejor para usted. El noviazgo con este joven es lo mejor que te pudo pasar, él te quiere mucho y tiene toda la intención de casarse contigo. Por una pelea absurda no vas a tirar todo a la basura ¿o si? Es natural que discutan a veces pero no por eso terminarán la relación cada vez que lo hagan. Las adversidades son parte de la vida y para superarlas no hay más fórmula que luchar.

Miré a mi madre y subí a mi dormitorio sin decirle nada pero grabando muy bien sus últimas palabras, tenía razón y para mí ya había llegado el momento de luchar por lo que quería sin que nada me detuviera.

Me di una ducha para despejar mi mente y relajarme, Karim no tardaría mucho en llegar así que debía arreglarme rápido. No sabía que ponerme ya que mi madre era la que siempre elegía mi tenida a la hora de salir, no obstante esa vez quise hacerlo yo misma porque no hubiera aguantado todo un lavado de cerebro a favor del perdón de Karim.

Con un poco de incertidumbre empecé a buscar entre mis vestidos de noche, no sabía cuál de todos era más hermoso hasta que por fin llegué a uno que nunca había usado. Era un vestido color rojo italiano con un escote pronunciado y que llevaba un tul abajo que lo inflaba, así como a las faldas plato. No lo dudé ni un segundo, me puse el vestido y lo combiné con unas sandalias negras que tenían unas piedras brillantes que las hacían resaltar. Me maquillé de manera sutil pues ya el vestido haría que mi madre pusiera el grito en el cielo, mi pelo quedó suelto y sólo lo adorné con unas trabas.

Cuando la tenida estuvo completa me miré al espejo y no me reconocí, fue la primera vez en la que me di cuenta que ya no era una niña, que el tiempo había pasado y yo ya era una mujer. Fue entonces cuando tuve la seguridad de que estaba lista para todo lo que viniera.

martes, junio 01, 2010

MEMORIAS

Capítulo XIX

Crucé la calle a paso veloz sin mirar atrás porque sabía que si volteaba Blanca pensaría que estaba esperando que me siguiera y hablar con ella era lo último que quería hacer. Sentía tanta rabia que no podía pensar en nada ni si quiera en dónde estaba, caminaba por inercia y mirando el piso, estaba ansiosa por llegar a mi casa hasta que en el camino algo me detuvo. Sin querer choqué con alguien que caminaba igual de distraído y rápido que yo, avergonzada y sintiéndome culpable levanté la vista y me encontré nada menos que con la sonrisa de Marcelino.

-¡Rosario, que alegría verla! Disculpe por este abrupto choque pero andaba en las nubes.

-No te preocupes, yo soy la culpable por no fijarme. Bueno me tengo que ir, adiós.-Dije cortante mientras empezaba a caminar otra vez.

-¡Espere! ¿Puedo ayudarla en algo? La conozco y se que algo le pasa.

Marcelino logró alcanzarme y nuevamente me detuvo, sabía que no descansaría hasta que le contara el por qué de mi tajante diálogo. Sin pedir mi opinión me llevó de un brazo a una cafetería cercana, me sentó en una de las mesas y comenzó el interrogatorio:

-Bueno…Comienza de una vez con la historia, estoy ansioso por saber cuál es el motivo de que andes con ese humor.

-¿¡Que humor!? ¡Estoy de lo más bien! ¡Quizás si me hubieras dejado llegar a mi casa estaría mejor!-Grité despiadadamente.

-¡A ese humor me refiero! Sigues siendo una niñita caprichosa y buena para los berrinches, por lo que veo no has cambiado nada.-Dijo Marcelino mientras reía.

-Perdón, siento mucho comportarme de esta manera pero es que acabo de llevarme una gran decepción y tengo mucha rabia. Agradezco tu preocupación pero creo que lo mejor será que me vaya.

Me paré decidida a salir de ahí pero Marcelino me retuvo tomando mis manos y hablando en tono de súplica:

-Rosario, dame una oportunidad. Tú misma me dijiste que querías que siguiéramos siendo amigos pero ni si quiera me estas dejando cumplir ese rol. Quédate y cuéntame lo que pasó, prometo la misma discreción de siempre.

Marcelino siempre había sabido convencerme y en ese momento yo necesitaba desahogarme por lo que no tuvo que rogar mucho para que accediera a su petición, su capacidad de comprensión era única al igual que su silencio. Le conté con detalle la historia completa, sabía que con él podía ser un libro abierto pues no era un hombre machista y creía en la igualdad de género, valores que le había inculcado su madre. Poco se sorprendió cuando le conté que Octavio se me había declarado y aún menos cuando le dije que secretamente yo le correspondía.

-Para mi fue obvio con sólo observarlos una vez, tú te pusiste extremadamente nerviosa a penas entró y estoy seguro que no era porque tu madre nos descubrió abrazados. Por otro lado la mirada de ese hombre era la de un pobre idiota enamorado ¡No lo sabré yo! ¡Pobre de él! Ha puesto mal el ojo esta vez.

-¿Por qué dices eso? Ya te he dicho que yo también lo quiero.

-Es verdad, pero eso no basta. En estas cosas del amor hay que dejar el orgullo de lado y eso no es algo que tú hagas. Ya he sabido por mis fuentes la cantidad de hombres que te han pretendido que es exactamente la misma que has rechazado.

-¿Me has estado espiando? ¡Cómo te atreves a hacer una cosa así! ¿¡Cuál es el fin de semejante estupidez!?-Pregunté furiosa.

Se produjo una pausa muy breve, tiempo suficiente para que Marcelino encontrara las palabras exactas para dar la verdadera respuesta como siempre le había gustado.

-Para ninguno de los dos es un secreto que estoy enamorado de ti, en realidad creo que para nadie lo es.

Se me hizo un nudo en el estómago y los nervios se apoderaron de mí. No sabía que responder porque él sabía que lo había querido alguna vez pero al parecer no se resignaba a que todo había cambiado, por algo me decía esas cosas. Tratando de bajar el perfil de la situación respondí insistiendo en que eso era tiempo pasado:

-Marcelino, eso fue un enamoramiento de niños. No creo que aún me sigas queriendo como antes.

-No discutiré eso contigo, te lo recordé porque varios amigos míos saben lo que siento por ti y se enteraron de la fila de pretendientes que te esperaba. Supongo que no hay nada de espionaje en que sin querer ellos me hayan contado.

Me quedé en silencio y afortunadamente Marcelino no insistió en el tema ya que era bastante incómodo para los dos. Después de esa respuesta no me quedaron ganas de seguir dándole vueltas al asunto de Octavio porque temía que estar dañando a mi amigo, aunque él en ningún momento se quejó.

Terminamos el café hablando de otras cosas, entre esas de cómo era la vida en Santiago. Quedé fascinada con lo que él me contó y totalmente convencida de que debía seguir mi sueño de estudiar a pesar de lo que dijeran mi madre y mis hermanos.

Oscureció sin que nos diéramos cuenta, la hora se nos había pasado volando y ya era tiempo de regresar a la casa pues mi madre empezaría a preocuparse y terminaría armando un alboroto que derivaría a castigo. Ella siempre decía que una señorita no debía andar en la calle sola una vez que anochecía pero en esos momentos no me quedaba alternativa, llegar acompañada de Marcelino si que era castigo seguro. Sin embargo por más que traté de convencer a Marcelino de que mi madre me perdonaría la desobediencia por una vez no hubo caso y quiso acompañarme a pesar de mis alegatos, no le importó para nada el hecho de que mi madre podía correrlo a escobazos si nos veía juntos y decidió arriesgarse.

Antes de irnos quise pasar al baño a lavarme las manos y a arreglarme el pelo que tenía un poco desordenado, mi madre pensaría cualquier cosa al notar quién me acompañaba. Marcelino decidió esperarme afuera del café mientras me arreglaba así que hice todo muy apurada, salí del lugar tan distraída pensando en mi madre que no me fijé en el pequeño escalón que había y me doblé el pie perdiendo el equilibrio y cayendo hacia delante. Afortunadamente los brazos de Marcelino esperaban abiertos para recibirme, nuestras caras quedaron extremadamente cerca y al cabo de unos segundo nos pusimos a reír mientras seguíamos abrazados sin darnos cuenta que una vez más teníamos público, Karim y Octavio estaban a unos pasos y nos miraban fijamente.