jueves, junio 28, 2007

Una historia sin resolver

Capítulo XXXVII

-¿Qué te pasa? ¿Te volviste loco? ¡Es demasiado temprano para salir!
-¡Haz lo que te dice! ¡Dúchate y vístete! No tenemos mucho tiempo, así que apúrate.-Gritó Flor desde su pieza.
No supe en que momento mi amiga había despertado, no entendía nada, pero sabía que algo estaba pasando. A pesar de todo, seguí sus instrucciones, Florencia me ayudo a escoger una ropa “adecuada” con la que según ella me vería hermosa. Me pasó una falda negra larga y una blusa blanca transparente, que no sé de donde sacó pero parecían nuevos. A los pocos minutos salí vestida, me sentía muy incómoda vestida así, pero era tan temprano que obedecía a mis amigos por inercia. En cuanto estuve lista salimos del departamento, nos subimos en el auto de Lucas quien se puso en marcha a toda velocidad, eso fue lo que hizo despertar definitivamente mi curiosidad. Pregunté hacia donde íbamos tan apurados, pero en vez de una respuesta recibí gritos y regaños de ambos, lo que me confundió pero finalmente dejé pasar. Media hora después Lucas se estacionó, me di cuenta de que habíamos llegado a la casa de Bruno y de inmediato se me hizo un nudo en el estómago, mi actitud sumisa cambió de inmediato, enojada grité:
-¿¡Qué estamos haciendo aquí!? ¿¡Cómo se les ocurre traerme engañada!?
-¡Cálmate! No te trajimos engañada, sólo omitimos una pequeña parte del plan, que tampoco conocías. Cuando sepas por qué estamos aquí tú decidirás que hacer.-Dijo Flor.
-Bruno se va hoy.-Informó Lucas con frialdad.
Por un momento se me paralizó el corazón, sentí como un hielo se apoderaba de mí, había llegado el momento que tanto temía. Se había terminado mi plazo y no había decidido nada, para mí no era una solución decirle a Bruno que se quedara, no podía ser tan egoísta. Flor y Lucas me miraban con compasión, nadie decía nada, hasta que al final mi alocada amiga se bajó del auto, abrió mi puerta y de un tirón me sacó a mí también. Me arregló un poco la ropa y calmadamente me dijo:
-Ofelia, ésta es la última oportunidad que tienes de decirle lo que sientes y de reconciliarte con él. Haz lo que tú corazón diga ¡Que no intervenga la razón! Este es el momento preciso para que tu boca cobre vida propia y digas lo que sientes de verdad.
-Bruno te ama, sé que haría cualquier cosa por ti. Te toca arriesgarte, demuéstrale que lo quieres.-Agregó Lucas con seguridad.
Sentía un cosquilleo en el estómago, no sabía como podía reaccionar “ojitos claros” pero a pesar de todo estaba dispuesta a decirle que lo quería, si lo perdía ya no me importaba nada. Había sido una tonta al aterrorizarme tanto, mi reacción había sido la de una niña, todo había estado mal, pero ahora podría hacer algo para que al menos la historia terminara mejor. Golpeé, oí unos pasos que se acercaban a abrir y me hice hacia atrás, finalmente Matilda apareció. Me recibió muy alegre, hace algún tiempo que no nos veíamos pero ya estaba enterada de todo, así que me hizo pasar hacia la habitación de Bruno, él estaba arreglando sus cosas. Subí la escalera muy despacio, entré a su pieza sin que se diera cuenta y cerré la puerta, él se volteó y me miró impactado. La verdad es que no tenía claro por donde empezar, quería decirle tantas cosas pero no sabía cual debía ser primero. Balbuceé algo que ni si quiera yo entendí, pero al final él tomó la palabra:
-Estas muy linda ¿Alguna ocasión especial?
-Gracias. La verdad es que hoy es un día especial.-Contesté nerviosa.
-¿Puedo saber por qué? ¿Te ganaste un premio o algo así?-Preguntó Bruno indiferente.
-No, no me he ganado nada. De hecho estoy perdiendo a una de las personas más importantes en mi vida.
-¿Por qué es especial entonces? ¿Te alegra perder a una persona importante en tu vida?
-No, es especial porque hoy, por fin, mi boca actuará en equipo con lo que siento y pienso. Yo vine a decirte que…
-Espera. ¿Estas segura de que me quieres decir algo? ¿Cómo me aseguro de que terminaras de decirme lo que quieres sin salir corriendo antes? No quiero quedar más mal antes de mi viaje. Tú sabes que yo te quiero, pero ya no podría soportar que huyeras de mí por última vez. Si viniste a despedirte espero que lo hagas bien.
Me di vuelta hacia la puerta y de inmediato Bruno agachó la cabeza, pensó que como siempre me iría. Pero se equivocó, estaban las llaves puestas así que les di una vuelta y luego se las tiré a él y le dije:
-Ya no quiero huir de lo que siento, tampoco puedo hacerlo a menos que me tire por la ventana.
Él rió, se sentó en la cama y me invitó a hacer lo mismo, cuando estuve a su lado con una leve sonrisa bromeó:
-Te prometo que en esta cama no va pasar nada que no quieras.
-Lo que va a pasar en ésta cama es lo que yo quiero, te lo aseguro.-Contesté con firmeza.
-¿En serio? Espero que sea lo que estoy pensando.-Dijo mientras se acercaba cariñoso.
-Si lo que estás pensando es que voy a hacer el amor contigo… ¡Olvídalo!
Bruno me miró con cara de decepción y luego dijo:
-No perdía nada con preguntar.
-Bueno, no por ahora. –Dije sonriendo.
-¿Qué dijiste? ¿Qué quiere decir ese “no por ahora”?
-Quiere decir que ¡te amo! Que quiero estar contigo siempre y que quiero vivir todo lo que nos pasa al máximo. Perdóname, sé que estuve mal pero nunca pensé que algo tan grande como lo que siento por ti fuera real, eso fue lo que me asustó. No quiero perderte otra vez, pero tampoco quiero que pierdas ésta beca porque es una gran oportunidad.
-¡No me interesa la beca! ¡Quiero que estemos juntos! Si iba a viajar es porque no podría soportar tenerte tan cerca y a la vez tan lejos. A pesar de tu carácter endemoniado y tus inseguridades, hace años atrás y ahora, lograste lo que nadie mas pudo… me enamoraste. Y yo también he sentido miedo por esto, porque nunca me había sentido así, pero prefiero arriesgarme a estar sin ti.
Me tiró hacia atrás y nos besamos por largo rato. Es difícil describir como me sentí otra vez entre sus brazos y con sus besos, en ese momento entendí que había luchado tantos años por olvidarlo y no pude, era absurdo que ahora que nuevamente había aparecido en mi vida y después de todo lo que había pasado lo dejara ir. Había soñado y esperado por años que se me diera una oportunidad con Bruno, era algo que parecía imposible pero que se había cumplido, no podía dar por hecho que todo sería un fracaso sin haberlo intentado. Cuando termino el beso reconciliador empezamos a discutir por lo del viaje, a toda costa Bruno quería quedarse en Santiago pero yo no lo iba a permitir, estaba dispuesta a esperarlo, sólo serían un par de meses. Estábamos decidiendo lo que haríamos cuando golpearon la puerta, eran Flor y Lucas que gritaban como locos, no entendimos nada de lo que dijeron. Bruno abrió la puerta, venían a decirnos que ya era hora de irnos al aeropuerto, “ojitos claros” se negó al principio pero finalmente lo convencí de que eso era lo mejor y que todo estaría bien entre nosotros. Lo había esperado diez años, podía esperar unos meses más, quería lo mejor para él y eso era lo correcto.
Partimos al aeropuerto, una hora más tarde estábamos esperando a que llegara el momento de la partida de Bruno, no nos despegamos ni un solo momento. Estaba aferrada entre sus brazos asegurándome de no olvidar su olor que me haría tanta falta, tratando de guardar la mayor cantidad de besos para poder soportar su ausencia, queriendo convencerme de que todo pasaría muy rápido y pronto él estaría de vuelta.
Llegó la hora de la despedida, estaban llamando a los pasajeros con destino a Alemania, sentí como se apagaba toda mi felicidad al tener que separarme de él. Pero quería que todo terminara ya, mientras mas rápido se fuera más pronto volvería; aguantando mis lágrimas y tratando de que no se me quebrara la voz para que no se preocupara, intenté despedirme. No pude, había un lío con el pasaje de Bruno, Lucas lo tenía porque él se lo había comprado, el problema era que no lo encontraba. Unos minutos después mientras él y Flor reían con complicidad sacó el bendito boleto, Bruno lo recibió y miró extrañado, confundido dijo:
-Lucas ¿Por qué me pasas dos pasajes?
Nuestros amigos nos miraban sonrientes, pero ni “ojitos claros” ni yo entendíamos nada, hasta que por fin se decidieron a explicarnos:
-El otro pasaje es para Ofelia. Pensé que te gustaría la compañía de tu amor.-Dijo Lucas.
-¿¡Qué!? ¿¡Para mí!? ¡Pero si no tengo nada listo para viajar! ¡No tengo mis papeles, ni si quiera tengo maleta!- Contesté sorprendida.
-¡Ya me encargue de eso! Toma, aquí está tu pasaporte y tu maleta.-Dijo Flor entregándome las cosas.
Nos costó un segundo reaccionar, ni Bruno ni yo creíamos lo que estaba pasando, parecía de teleserie, pero era real, y lo mejor que nos podía haber sucedido. Feliz pregunté:
-¿Por qué no me dijeron nada? ¡Yo…!
-Tú, nada. Decidimos acorralarte porque así no tienes justificación para no irte con él, está todo arreglado. Por la universidad no te preocupes, yo me encargaré de buscarte un reemplazo y justificarte. Ahora váyanse y sean felices. ¡Los queremos!-Dijo Lucas
Hace un rato nos subimos al avión, luego de una larga despedida llena de agradecimientos para Flor y Lucas, es increíble que ya estemos despegando. Bruno está a mi lado leyendo las últimas palabras de la primera parte de nuestra historia de amor que recién comienza, una historia que fue resuelta de la mejor manera… con un final feliz.


FIN

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