martes, junio 12, 2007

Una historia sin resolver

Capítulo XXXV

Era insólito lo que me estaba diciendo Lucas, no entendía por qué me reclamaba si debía ser todo lo contrario. Estaba furiosa pero no tenía ánimos de pelear, así que tranquilamente le pregunté:
-¿De que me estas hablando? ¿Yo te traicioné y te defraudé? ¿Por qué? ¡Tú fuiste el que se arrepintió a última hora y urdiste todo para que Bruno se fuera conmigo! ¿Se te olvidó que yo quería estar lejos de él?
-No, no se me olvidó que ese viaje era para escaparte de él. Pero lo hice porque yo sé que ustedes se quieren y que van a ser felices. Después de diez años se les presenta una nueva oportunidad ¡y tú querías tirarla a la basura! ¿Te parece que no es traición herir a mis dos amigos mas queridos? ¿No te traicionas a ti misma negando lo que sientes y huyendo siempre?-Contestó enojado.
-¡No! Yo no quiero estar con Bruno porque no quiero que me haga daño ni yo a él, no estoy lista. Talvez no lo quiero tanto como había pensado. Y yo en ningún momento he dicho que no lo quiero, así que no estoy negando nada. Estoy siendo honesta.
-Si, pero no le diste una explicación. Te fuiste y no pensaste en lo que le pasaría a él, no le preguntaste que era lo que sentía. Sólo te preocupaste de ti y de correr.-Dijo con decepción.
-No se me ocurrió otra cosa, yo sabía que él no iba a entender. ¿Cómo está?
-Mal. Se está culpando de todo, está desesperado porque no contestas el teléfono. Quería venir pero yo le dije que no, que mejor esperara. Si sigues así lo vas a perder, te vas a quedar sola como tanto quieres y te vas a dar cuenta muy tarde de que se te fue la oportunidad de vivir una historia con tu verdadero amor.-Sentenció.
-Es mejor así. ¡Entiende Lucas! ¡Me cuesta creer todo esto! Estoy segura de que Emilia es la mujer a quien Bruno ama de verdad.
-Si piensas que por Bruno se enteró del viaje estás equivocada. Matilda cometió el error de contárselo sin querer, porque no estaba enterada de lo que pasaba entre ustedes. Cuando le dije a él lo del viaje estaba feliz, ahí me di cuenta de lo mucho que te quiere ¿Para qué mentiría? Lo conozco y sé que su amor es verdadero. Eres tú la que no quiere abrir los ojos, estás cerrada. No quieres atreverte a estar con él y menos aún reconocer que estás equivocada ¡Tu orgullo pesa más!-Gritó dando fin a la conversación.
Lucas se fue, me quedé tirada en la cama llorando como una tonta. Pero no iba a cambiar mi decisión, no me sentía bien y el amor no basta para sostener una relación.
Al día siguiente me fui a la universidad llena de angustia, me aterraba saber que me encontraría con “Ojitos Claros” y que tendría que hablarle, explicarle por qué me había ido así. Apenas llegué a dar mis clases miré mire mi entorno para ver si estaba pero no lo divisé, todo ese día me torturé pensando en el incómodo momento que tendría que pasar tarde o temprano, pero no llegó. En toda esa semana Bruno no fue a la universidad, me enteré por Lucas que se tomó esos días porque no se sentía bien, no se quería encontrar conmigo y tenía que arreglar unos asuntos. Me sentí culpable, realmente le estaba produciendo un daño sin querer, por tratar de mejorar las cosas todo había salido mal y no podía hacer nada para enmendar mi error.
El fin de semana fue negro, no me saqué a Bruno de la cabeza por más que traté. Me la pasé escribiéndole poemas, recordando el mejor fin de semana de mi vida y llorando en silencio. Estaba pagando el precio de la protección que significaba refugiarme en mi caparazón de toda la vida, pero era lo mejor, tenía que ser para mejor.
La mañana del lunes me levanté a penas, hace días que no dormía bien por dedicarme a pensar. Llegué a la universidad y aún no había rastro de Bruno, estaba preocupada pero no le pregunté nada a Lucas, fui a dar mis clases tratando de permanecer calmada. Cuando se terminó la hora tomé un cerro de carpetas llenas de informes sobre poetas latinoamericanos y salí de la sala. Avancé dos pasos y todas mis carpetas cayeron, Bruno se acercaba muy rápido con un rostro apagado y sus ojos tristes. Pasó por mi lado sin decir una palabra, yo no volteé a ver como se alejaba, me quedé inmóvil, su indiferencia me llegó a lo más profundo del alma.
Los días pasaban y cada vez que Bruno me veía me esquivaba, ya no existía para él. Era verdad que eso era lo que quería pero no me quitaba el dolor, aún no podía acostumbrarme a su frialdad. Llegó un momento en que ya no soporté más, lo distinguí de lejos así que me acerqué tratando de parecer despistada, tropezaríamos y él no pensaría que mi intención era hablarlo. Chocamos pero fue al extremo, no medía la fuerza con la que iba caminando, Bruno cayó sobre mí. Nos miramos por unos segundos, por un momento sus labios estuvieron tan cerca de los míos que pensé (y ansié) que me besara, pero no fue así. Se levantó calmadamente y me tendió su mano para ayudar a levantarme pero luego se dio la vuelta pretendiendo irse. Lo agarré de un brazo y lo detuve, saqué la voz de inmediato porque ya no había tiempo para el silencio. Segura dije:
-Bruno, necesitamos hablar. Aunque no quieras, es por el bienestar de los dos que arreglemos esta situación.
-¿Ahora quieres hablar? ¡Me dejaste solo en Villarrica! ¡Me torturé pensando en que había hecho mal! ¡Estuve preocupado! ¿Crees que tenemos que hablar? ¿De que me quieres hablar? La verdad, es que no sé que pensar. No sé si me hace más daño escuchar tus explicaciones o hacer como que nada pasó.-Dijo con aspereza.
-Sé que estuvo mal irme así, pero fue lo único que se me ocurrió en ese momento para terminar con esto.-Respondí con temor.
-Pero ¡¿por qué?! Yo te amo y pensaba que tú también. Te lo demostré y me lo demostraste ¿Qué pasó? ¿Por qué metes la cabeza en esto que es algo del corazón?
-No estoy lista para estar con nadie. No puedo. Lo siento, pero es así. Perdóname si te hice sufrir, pero estoy siendo sincera. Vuelve con Emilia y sean felices, de verdad te mereces lo mejor.
-¿De que me estas hablando? Yo te quiero a ti, Emilia fue una más antes de encontrarte,de encontrar a la mujer de la que me enamoré de verdad. ¡El amor no es un juego! ¡No puedes pretender cambiar mis sentimientos! Te amo.
Con ese “Te amo” sentí como temblaban mis rodillas, llegó a lo más profundo de mi corazón. Quería correr, pero no podía irme otra vez sin decirle nada. A pesar de mi tristeza por rechazarlo sabía que no teníamos ningún futuro, así alcé mi voz diciendo:
-¡Entiende! ¡No estoy lista para esto! No quiero perder mi libertad, no quiero sufrir.
-¡De eso se trataba! Otra vez con esa inseguridad que no te deja probar lo más lindo de la vida. ¿Por qué no te dejas querer? Todo lo que me dices son sólo excusas para tapar tu cobardía, para no reconocer que tienes terror de demostrar lo que sientes. Pero acepto tu decisión, tus disculpas, tus explicaciones, todo. Ya no te voy a molestar más, así que puedes estar tranquila porque por un tiempo no me verás.-Contestó Bruno con decepción.
-¿Cómo? ¿Tomarás otra licencia?-Pregunté tratando de no parecer interesada.
-Me gané una beca, me voy a Alemania.

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