viernes, junio 22, 2007

Una Historia Sin Resolver

Capítulo XXXVI

Se iba, otra vez nos separaríamos pero era lo mejor. Por fin mi historia sería resuelta, tendría un final y podría seguir mi camino. Lo amaba demasiado, pero las diferencias a la larga pesan. Él siempre tan soñador y entregado a sus sentimientos, yo amargada y con el miedo siempre persiguiéndome. Las marcas que me dejó el pasado me adiestraron para evitar sentir, no podía amar con libertad.
Ahí estaba, frente al único hombre al que había amado y al que le había entregado parte de mi corazón por primera vez, él que se había encargado de hacerme olvidar todo y de hacerme sentir lo que era entregarse y amar. Se me partió el alma cuando me dio la noticia, pero se iba a buscar la felicidad a otro lado y eso me reconfortaba, él siempre estaría en mi memoria. Seguí la voz de mis sentimientos por última vez, lo abracé y besé tiernamente sus labios, para mi sorpresa fui correspondida. No quería que Bruno pensara que eso era una reconciliación así que me adelanté y cuando nos separamos le dije sonriendo:
-Sé que te irá bien. Buena suerte y buen viaje. Adiós.
Me fui tratando de mantenerme firme, no pude mirar hacia atrás. No seguí trabajando esa tarde, me excusé en la universidad y me fui al departamento. Flor no estaba, lloré amargamente el resto del día y no entendía la razón, mejor dicho la sabía, pero no quería reconocer que todo lo que había hecho estaba mal.
Florencia llegó por la noche, me encontró tirada en mi cama con los ojos hinchados, tan sólo con verme supo que mis lágrimas eran por Bruno. Se sentó a mi lado y acarició mi cabeza tratando de consolarme, con tono maternal me preguntó:
-¿Qué pasó? No me gusta verte así. Llevas días llorando y no entiendo por qué.
-Bruno se va. Se ganó una beca y se va a Alemania.-Contesté entre sollozos.
-¿Por eso estás llorando? ¿Lloras por que al fin se aleja y te dejará en paz?
-¡No! ¡No sé! Debería estar feliz por él, pero no puedo. A mi no me importaba tenerlo cerca aunque no estuviéramos juntos, pero al menos lo veía. Ahora ni eso.-
-¡Déjate de tonteras! No quieres que se vaya, lo amas y sabes que la decisión de dejarlo cuando apenas empezaban a quererse es la incorrecta. Ahora que ves la amenaza de perderlo te entró el pánico. ¡No entiendo como vas a dejar que el amor de tu vida se te escape otra vez! ¡Haz tenido dos oportunidades! No creo que haya una tercera, no te la mereces. Él ya se la jugó por ti, ahora está todo en tus manos.-Dijo Flor irritada.
Talvez ella tenía razón, ya era tiempo de que creciera y madurara, tenía que enfrentarme a mis sentimientos para ser feliz de verdad. Me quedaban varios días para saber que hacer, así que me dormí tranquila, luego pensaría en como reparar mi error y recuperar a “Ojitos Claros”.
Pasó otra larga semana sin ver a Bruno, sólo sabía de él por Lucas que a cada minuto me repetía que su amigo, aunque no lo reconocía en el fondo de su corazón, aún esperaba por mí. Yo estaba decidida, estaba dispuesta a todo, quería estar con el único hombre que me podía hacer feliz pero no podía ser tan egoísta. No quería arrebatarle la oportunidad de realizarse, esa beca era muy importante para su carrera ¿qué podía hacer para que todo terminará bien?
Llegó el fin de semana, el día sábado muy temprano en la mañana sonó el timbre con cierta desesperación. Lucas interrumpía mis sagradas horas de sueño, pero con la cara de preocupación que traía ni si quiera me animé a reclamarle algo. Sin decir nada se dirigió a la cocina, me sirvió un café muy cargado para que despertara del todo, y luego él se sirvió un te. Me llevó hasta el comedor, se sentó y por fin se decidió a decir algo:
-Ofelia, hoy es el día. No quiero preguntas, sólo tómate ese café y vístete lo mas hermosa posible.

No hay comentarios.: