martes, junio 05, 2007

Una historia sin resolver

Capítulo XXXIV

Pasaron un par de horas antes de que despertara, cuando abrí los ojos me costó convencerme de que todo había sido verdad. Bruno dormía profundamente, me tenía rodeada con sus brazos y yo me dedicaba a mirarlo mientras pensaba en como algo podía ser tan lindo y ser verdad. De pronto entré en pánico, sólo pensaba en que si eso llegara a terminar iba a sufrir y eso era lo que menos quería, talvez el motivo de que Emilia estuviera ahí no era coincidencia y “ojitos claros” estaba jugando conmigo y en cualquier momento correría a los brazos de la “Miss Chile” que era mucho más experta y lo conocía bien; quizás yo no era la mujer para él ¿qué le podía ofrecer yo a parte de mis miedos? El creer que estaba lista para enfrentarme algo así había sido un error. Es verdad que no tenía la certeza de nada, pero era mejor prevenir que lamentar, así que no me quedé para saberlo. Acaricié el suave rostro de Bruno, me levanté cuidadosamente para no despertarlo, me vestí rápidamente, ordené todas mis cosas y salí de ahí casi corriendo. No era tan tarde así que alcancé a tomar un bus que me llevó a Temuco, ahí alguien me dio la dirección de una residencial para poder esperar hasta que amaneciera y luego irme a Santiago en el primer tren de la mañana.
En lo que quedó de noche no pude dormir, Bruno no abandonaba mis pensamientos, aún tenía su olor en mí. Pero era lo mejor, no estaba lista para una relación, mi corazón quería algo y mi cabeza quería otra cosa. Lo mejor para mí era hacerle caso a la razón, así me evitaba todo tipo de sufrimiento y desilusión, yo no era lo que él merecía con mi inseguridad, no lo quería dañar y tampoco quería ser dañada. Debía estar sola como siempre, y lo más probable es que siempre estuviera así porque sabía que no podría amar a nadie más como a “ojitos claros”.
A penas salió el sol fui hasta la estación a tomar el tren, el viaje se me hizo eterno. Lloré todo el camino porque no quería asumir que todo lo que había hecho estaba mal, que volvía a ser una cobarde que realmente no se arriesgaba a ser feliz, pero “no hay peor ciego que el que no quiere ver”. Llegué a Santiago por la tarde, estaba nublado y hacía mucho frío pero no lo notaba porque me sentía muerta.
Cuando entré al departamento Florencia me miró sorprendida, supongo que vio mi entristecido rostro, enseguida se abalanzó para darme un fuerte abrazo, ella sabía que algo andaba mal. Hizo que me sentará en el living mientras preparaba café, en pocos minutos ya estaba sentada a mi lado lista para comenzar el interrogatorio. Preocupada preguntó:
-¿Qué pasó? Lucas me llamó para contarme que te había mandado con Bruno a Villarrica. ¡Deberías estar feliz! ¿Por qué traes esa cara?
-¡No puedo estar con él! ¡No quiero hacerlo sufrir ni que me haga sufrir! A pesar de too lo que paso… ¡no puedo!-Dije con voz apagada.
-¿Qué paso? ¿Qué es “todo”?-Preguntó Flor confundida.
Me dolía contarle a Florencia lo que había vivido con Bruno en ese viaje pero no podía guardármelo, necesitaba desahogarme. Contuve mis lágrimas y dije:
-Hice el amor con Bruno.
-¿¡Qué!? ¿Tuviste tu primera vez? ¡Júramelo! ¡Amiga que emoción! ¡Y con el hombre que amas! ¡Qué lindo! ¿Cómo fue? ¡Cuéntamelo todo!
-Fue hermoso, más de lo que esperaba. Dulce y lleno de ternura, mágico.-Contesté triste.
-¿Él se te insinúo? ¡Cuéntame con detalles!-Presionó Flor.
-No, él no dijo nada, en realidad fue contradictorio. Un día le estaba diciendo que se sacara de la cabeza la idea de que podía pasar algo más y al otro día… le dije que ya estaba lista y que quería estar con él en ese momento.
Florencia me miraba impactada, su sonrisa era tan amplia que me ponía nerviosa. Sabía que ella no esperaba eso de mí…realmente tampoco yo lo había esperado. Con gran ansiedad prácticamente gritó:
-¡Ofelia! ¡No lo puedo creer! ¡Tú, dando el primera paso! ¡Es genial! ¿Y qué fue lo que te impulsó a avanzar a ese nivel tan importante?
-Mi amor, yo lo amo y mi primera vez tenía que ser con él. Si no era con Bruno no sería con nadie, menos ahora que se terminó. Pero no me arrepiento de nada porque por un momento fui muy feliz.
-¿Cómo que terminó? ¿El infeliz se acostó contigo y luego de te dejó? ¡Seguro que eso era lo único que andaba buscando! ¡Es el típico recolector de virginidades! ¡Pero apenas lo tenga en frente va a saber quien soy!
-No Flor, fui yo la que se fue sin decirle nada. No estoy lista para esto, no me siento segura de nada. No sé si me quiere, Emilia llegó hasta allá… ¡estoy confundida! Yo no quiero lastimar a Bruno por este miedo que siento y no quiero que él me desilusione ni me haga daño a mí. Si la “Miss Chile” subió a ese tren fue por algo, el destino los quiere juntar.
-¡Ay amiga! Mira no se cómo se habrá enterado Emilia de tu viaje y del plan de Bruno, pero no creo que sea cosa divina. ¡El destino los quiere juntar a ustedes! Sino ¿como te explicas que después de diez años te lo encontraras de nuevo? Algo que parecía imposible sucedió. Dejó a Emilia por ti, todo esto del viaje... ¡Todo te dice que es para ti! ¿No será que estas buscando excusas para no arriesgarte? ¡Claro! Volvió tu cobardía.-Dijo irritada.
-¡De que hablas! ¡Simplemente me di cuenta de que no estoy lista! Talvez no estoy hecha para estar en pareja.-Me defendí.
-¡No digas tonteras! ¡Lo que pasa es que estas aterrada de sentir! ¡Por años pediste que Bruno estuviera a tu lado y ahora que pueden estar juntos lo dejas! ¡No puedes ser una cobarde toda tu vida! ¡Vive lo que tengas que vivir con él y si se termina das vuelta la página y listo! ¡Pero no puedes estar siempre tratando de defenderte incluso de lo que no es una amenaza! Tú constantemente dices que sufrir es parte de crecer, y por amor vale la pena. Es lo que nos hace ser humanos. No seas tonta, vive tú amor con intensidad, vive el día a día y no sufras antes de que pase nada.-Agregó Flor a gritos.
-¡No! No voy a hacer nada, no quiero estar con Bruno. ¡No quiero una relación, no quiero perder mi libertad, no quiero estar atada a nadie!-Contesté terca.
-Ya perdiste tu libertad al entregarte a tus estúpidos miedos, a tus traumas de la infancia, eres presa de todo eso, no eres libre. Cuando ames ¡ahí realmente lo serás!
No dije nada, sólo me paré y me fui a dormir, esa conversación no tenía sentido. Florencia no tenía idea de lo que decía, nada era tan fácil, menos para mí que siempre me costó asumir lo que sentía y abrir mi corazón. Tampoco dormí esa noche, me quedé pensando en que al otro día Bruno ya estaría en Santiago y que pronto tendría que verlo en la Universidad, no podría. Al otro día no me levanté, me quedé acostada leyendo, escribiendo, pensando, hasta que en la tarde recibí la visita de Lucas. Venía muy angustiado, yo sabía que probablemente “Ojitos claros” ya lo había contactado, seguramente también había llamado al departamento pero no lo supe porque desconecté el teléfono sin que Flor lo notara, pensó que estaba malo. Lucas se sentó a los pies de mi cama, enseguida le reclamé:
-¡Me traicionaste! ¡Pensé que eras mi amigo!
-Tú también me traicionaste y te traicionaste. Me defraudaste, y no sabes cuánto.

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