sábado, abril 07, 2007

Una historia sin resolver

Capítulo XV

Desperté en la mañana pero Bruno ya no estaba, todo había sido un sueño. Quedé de acuerdo en juntarme con Florencia, necesitaba contarle lo que había pasado, necesitaba que alguien le diera una explicación a ese sueño tan real para no pensar que me estaba volviendo loca. Unas horas después Florencia estaba sentada en la misma cama en la que Bruno había estado la noche anterior.
-Ofelia ¡Cálmate! Solo fue un sueño, no es para tanto.
-¿¡Cómo quieres que me calme!? ¡Anoche él estaba durmiendo en esta cama! ¡Donde tú estas sentada!-Dije apuntando la cama.
Florencia puso cara de asco, se paró, se sentó en una silla y cuando vio la expresión de mi rostro dijo:
-¡Nadie me garantiza que aquí no paso nada! Así que por las dudas…
-¡Ridícula! ¿Qué iba a pasar? Todo fue producto de mi imaginación, por desgracia.-Dije desilusionada.
¿Qué estaba pasando? ¿Me estaba volviendo loca de amor? No le di más importancia al asunto, me conformé porque con tenerlo en un sueño ya era mucho, pero todo ese día estuve apenada. Ya no quería sentir eso, pero ¿cómo se hacía para olvidar?, es verdad que talvez yo no hacía mucho esfuerzo por sacarlo de mi cabeza pero según yo, no se podía hacer mas. Florencia me acompaño un rato y luego se fue, sólo quedamos mis pensamientos y yo, eso era peligroso, significaban miles de preguntas que no podía responder, muchos reclamos y nadie con quien quejarme, en fin, un caos que pondrían en peligro el poco juicio que le quedaba a mis facultades mentales. Para no sentirme tan sola prendí la radio, para variar sonaba una canción romántica y triste que me hacía sentir aún peor, pero no la quise cambiar, ya les dije que soy masoquista. Arriba del escritorio había un cuaderno del año anterior al que le quedaban unas hojas en blanco, lo agarré, pesqué un lápiz y me puse a escribir. Cuando terminé lo leí, no sabía bien que era eso, pero no me parecía tan mal fuera lo que fuera y quería compartirlo con alguien. Ese día me había estado acordando de Andrea y como tenía su teléfono decidí llamarla, era una buena amiga y su sensibilidad era un punto a favor para criticar mis palabras. Cuando me contestó y supo que era yo se puso muy contenta, a mi también me alegraba oírla, me contó como iban las cosas con Simón y otras cosas de su vida mientras yo me decidía a leerle lo que había creado. Le conté que había escrito algo y que quería que lo escuchara, ella aceptó feliz, así que saltándome el título comencé a leer:

Primer poema de Ofelia para Bruno

Tus ojos fueron mi cielo,
Mi amor, mi fantasía
Y mi perdición.
Lejos de ti nada tiene sentido,
Me hace falta tu mirada
Que sé que nunca volveré a tener.


No puedo decirte adiós porque
Te guardo en mis pensamientos
Y en la agonía de mi corazón.
No me despido ni digo hasta siempre
Porque aunque no fuiste mío
Todavía estas aquí, conmigo.

Ofelia.

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