jueves, mayo 27, 2010

MEMORIAS

Capítulo XVIII

Me puse a reír a carcajadas, no sabía de donde mi amiga había sacado esa idea tan descabellada y tan tonta. Es verdad que le había contado que Octavio se me había insinuado y que yo lo quería pero inventar una cosa así era realmente absurdo, simplemente no podía ser.

Después de unos minutos Blanca seguía igual de estática y con cara horrorizada al verme tan relajada con el asunto, no entendía que pasaba conmigo y no se había dado cuenta de que yo no le había creído ni una sola palabra. Como mi risa no le dejó en claro lo que pensaba preferí decírselo de una vez hablando con calma y naturalidad:

-Blanca, lo que me dices es una soberana estupidez. Si fuera cierto significaría que Karim me está mintiendo y él no es así. Además, si Karim hubiera suplantado a Octavio los tulipanes hubieran seguido llegando y ellos no simpatizarían para nada, y en la heladería quedó claro que por lo menos a Karim le cae bien Octavio.

-¡Eso es porque yo intervine! Si tu madre hubiera sabido se nos moría de un infarto y probablemente te encerraría de por vida, sin mencionar el escándalo que le hubiera echo a Octavio. Por eso al leer la tarjeta la rompí y pensé que lo mejor era decirle a Karim lo que estaba pasando.

Blanca estaba empezando a convencerme y no me gustaba nada eso, prefería pensar que era mentira antes que asumir que mi amiga me había engañado de esa manera y peor, que Karim se había prestado para algo así.

-¿Karim sabe que Octavio es mi admirador secreto?-Pregunté mientras empezaba a asimilar la situación.

-¡Claro que no! Eso fue algo que preferí reservarme, aunque Karim estaba muy interesado en saber el nombre de tu admirador sólo le dije que era un hombre que no te convenía. Por eso le dije que él debía asumir el papel de galán de novela porque así terminaría por conquistarte.

-¡Esto es el colmo, Blanca! Yo te agradezco mucho que te preocupes por mí pero ni tú ni Karim tenían derecho a engañarme. ¡Me han decepcionado completamente!

-Rosario entienda, sólo queríamos protegerla. Con Octavio no tienes ningún futuro en cambio Karim está dispuesto a hacerte feliz a cualquier precio.-Dijo Blanca apenada.

Me quedé en silencio pensando en lo bien que les había resultado todo a Blanca y a Karim, el destino sin duda los había ayudado. Todo se había dado en el momento preciso y eso me hacía pensar que quizás era una señal de que definitivamente, muy a mi pesar, Octavio y yo no debíamos estar juntos. Un gran dolor sentía en esos momento pero no tenía claro si era por la traición de Blanca o porque mi deseo de que Octavio me quisiera de verdad se había echo realidad cuando ya me había propuesto olvidarlo.

-¡Dime algo, Rosario! ¡Por favor entienda que sólo quería ayudarla!-Mi amiga gritó con desesperación.

-No sé que decir. Siento mucha rabia y pena por todo esto. No tenían derecho a decidir por mí ni a mentirme aunque quisieran hacerme un bien. ¡Suficiente tengo con que mi madre se meta en mi vida! Quiero que me expliques bien cómo planearon las cosas con Karim.-Exigí con voz enojada.

-Bueno, después de contarle que tenías un admirador se asustó y decidió hablar con tu madre para pedir su autorización de formalizar las cosas contigo. Doña Nassiha se puso tan contenta que decidió organizar una comida para que fuera todo muy especial y obviamente una sorpresa para ti, fue cuando estuvo todo listo que le sugerí a Karim que se presentara ante ti con un ramo de tulipanes. Sabía que le preguntarías y él con tal de no perderte me juró, aunque no le gustaba mucho la idea, que te diría que había sido quien te mandaba los ramos.

Habían hecho calzar todo a la perfección, Blanca para tratar de evitar una tragedia y Karim con fines muy egoístas, simplemente porque no quería perderme pero sin saber que nunca me había tenido en realidad. Sin embargo en esa historia faltaba el verdadero protagonista ¿En que parte del camino se había quedado Octavio? Todo este lío era por él pero curiosamente sin él y aunque lo conocía poco sabía que no era de los que desisten con facilidad.

-¿Qué pasó con Octavio?-Pregunté con brusquedad.

-El mismo día que tu madre me invitó a la comida encontré Octavio cuando iba camino a mi casa y nos pusimos a conversar. Me preguntó por ti y eso me pareció una gran oportunidad para contarle las intenciones que tenía Karim contigo, por eso le mencioné la comida que haría tu madre, el día y la hora para se diera cuenta de que lo de ustedes era algo serio. Supongo que quiso comprobar si lo que le había dicho era verdad y llegó a tu casa con el pretexto de las argollas.-Dijo Blanca mirando el piso mientras terminaba la historia.

Ya tenía todas las respuestas, Octavio al ver que acepté a Karim decidió dejar el juego del admirador secreto y resignarse, por eso los tulipanes habían dejado de llegar. Blanca había acomodado las cosas para tratar de evitarme el dolor de un amor imposible pero eso no logró salvarme de la decepción y el sufrimiento, yo había confiado en mi amiga y ella me había defraudado.

Sin decir nada más me paré y dejé a Blanca sola, atravesé la plaza pensando en lo que debía hacer y tragándome la rabia para tratar de actuar con la mente fría frente esa situación, debía decidir varias cosas. Primero estaba mi noviazgo con Karim que no sabía si continuar o no, le había tomado cariño pero aún así no justificaba que se hubiera prestado para tal montaje y con eso veía aún más lejano llegar a matrimonio. Mi madre siempre decía que nada que empieza con una mentira termina bien.

Por otro lado estaba Blanca, no podía perdonarla fácilmente porque a pesar de sus buenas intenciones no tenía derecho a meterse en mi vida de ninguna forma y lo había hecho sin consideración alguna. Tendrían que pasar varios días antes de que pudiera dirigirle la palabra de nuevo porque no era (ni soy) de las que olvida ni perdona con rapidez.

Finalmente estaba el motivo de toda esta mentira y lo que era en realidad mi mayor preocupación en ese instante, Octavio. Era extraño pero sentía que mi amor por él se había fortalecido aún más a raíz de lo que había pasado, era cómo si no me importara nada más que estar con él. Eso me asustaba y me hacía pensar en lo que vendría después y de lo que yo sería capaz de hacer por ese amor.

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