miércoles, mayo 05, 2010

MEMORIAS

Capitulo VIII

Comencé a leer y me di cuenta de que mi madre tenía razón, efectivamente ese ramo lo enviaba Karim y no me quedó más remedio que decírselo.

-Es de Karim, mamá. ¿Quiere leer la tarjeta?

-¿Cómo? Pero si no me dejó ver la otra ¿por qué esta si?-Preguntó con curiosidad.

-Bueno, es que es algo que la involucra a usted. –Dije con desilusión mientras le pasaba el papel. Mi mamá buscó sus lentes y se decidió a leer en voz alta.

-“Rosario, tome este obsequio como muestra de gratitud por la maravillosa velada que pasamos anoche. Me gustaría verla otra vez esta tarde, envié su respuesta con el joven que le ha llevado las flores. Se despide Karim Abud”

-¿El joven que trajo esto está esperando?-Pregunté aún aturdida por lo que estaba pasando.

-¡Es cierto! No había entendido por qué me hablaba sobre una respuesta. Lo haré pasar y le ofreceré un jugo mientras respondes.

Mi mamá estaba feliz, no había dudas. Nunca hacía entrar a nadie a la casa, menos a los desconocidos que sólo eran recaderos, jamás cuando estábamos las dos solas. Según ella era mal visto que hombres extraños a la casa entraran cuando había mujeres solas, además de peligroso.

Más que en Karim pensaba en el sencillo ramo de tulipanes que descansaba sobre la mesa, no podía dejar de especular sobre quien podía habérmelos mandado. Si, tenía una lista de posibilidades, sin duda tenía un sin número de pretendientes pero hace meses que ninguno me había hecho algún otro regalo. Después de que mi madre interfería todos huían como ratas.

-¡Hija, reaccione! ¡Rosario!-Dijo mi mamá interrumpiendo mis pensamientos.

-Disculpe, estaba distraída. Bueno, le toca decidir a usted. ¿Me dará permiso para ver a Karim?- Pregunté temiendo la respuesta, que obviamente fue la que no quería escuchar.

-¡Por supuesto! Rosario, yo confío en que todas las estupideces que me dijo anoche desaparecerán cuando encuentre al hombre que la haga sentir segura. Por lo que me ha contado Amir, este joven es el indicado para eso. Escríbale una nota diciendo que la venga a buscar a las tres.

Muy a mi pesar obedecí. No es que no quisiera ver a Karim, sólo estaba segura de que verlo era un arma a favor de mi madre para presionarnos a ambos a tener una relación. También alborotaría a mis hermanos para que averiguaran más sobre él y me vigilaran.

A las tres en punto sonó el timbre. Mi madre había elegido cuidadosamente el vestido que debía ponerme, era blanco y sin mucho escote, me sentía vestida de novia. Me peinó de manera sutil, mi melena color chocolate caía sobre los hombros y la adornaba una fina traba que tenía pequeños diamantes, creo que nunca se había esmerado tanto para hacerle saber a alguien que su hija era hermosa o al menos eso decía ella.

Mamá hizo pasar a Karim al living, nos sentamos y ella se sentó a mi lado. Pocas veces en mi vida me sentí tan incómoda, creo que eso se debía a que tenía clara las intenciones de ambos y también las mías, que no concordaban para nada con las suyas.

-Es un gusto tenerlo en mi casa, Karim. Quiero aprovechar de agradecerle por traer a Rosario anoche, fue un gesto muy amable y galante.-Dijo mi madre para romper el silencio.

-No fue nada, señora Nassiha. Para mi fue muy agradable conocer a Rosario, es una joven maravillosa. Acompañarla hasta aquí era lo mínimo que podía hacer.- Contestó Karim con timidez.

-Es muy gentil, joven. Bueno, me gustaría saber a dónde llevará a mi hija. Una madre debe estar enterada de todo.

-Lo comprendo, señora. Me gustaría que fuéramos a una heladería nueva que se abrió cerca de la plaza. Siempre que ella quiera, claro.-Dijo Karim aún inseguro.

-¡Es una idea fantástica! Sobre todo con el calor que hace hoy. Conociendo a Rosario estará muy de acuerdo en ir.

¿Qué estaba pasando? ¿Quién era esa mujer y donde estaba mi madre? Nunca la había visto siendo tan complaciente con ninguno de los hombres que se me había acercado. Era realmente aterrador y realmente sentía pena por el pobre Karim, sabía que en el fondo esas reacciones de mi madre lo perturbaban y lo ponían tenso. En ese momento me decidí a salvarlo.

-Tiene razón, mamá. Pero creo que deberíamos irnos pronto para que no se haga más tarde. Quizás Karim tiene cosas que hacer.

Con esto logré que la celestina nos dejara ir. Aún recuerdo la cara de Karim, estaba realmente nervioso y la presencia de mi madre lo agravaba todo. Salimos de la casa prácticamente corriendo.

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