viernes, mayo 18, 2007

Una historia sin resolver

Capítulo XXXI

Ahí estaba, nuevamente Bruno aparecía cuando al fin creía que podía escapar de él por lo menos por un miserable fin de semana fuera de la ciudad. No entendía lo que pasaba, al parecer Lucas había enloquecido. Lo último que quería era tener a “ojitos claros” cerca y mi supuesto amigo, traicionándome me empujó hacia él sin preguntarme. Tratando de ser indiferente y no parecer desesperada pregunté:
-¿Qué estas haciendo aquí?
-¡Lo mismo que tú! Me voy a pasar un fin de semana espectacular a Villarrica, y lo mejor de todo es… ¡que me voy con la mujer que amo!-Contestó feliz.
Cuando dijo eso me aturdió, típico, con palabras bonitas una siempre cae. Pero no lo demostré, se acercaba cada vez más, yo miraba por la ventana tratando de ignorarlo, haciéndome de rogar un poco. Él ya estaba ahí y eso seguro que debía significar algo, era verdad que todo indicaba que debíamos estar juntos. Yo estaba quieta con la vista fija en el paisaje, hasta que me di vuelta y me encontré con su rostro casi pegado al mío. Estábamos a punto de besarnos hasta que mi desastrosa suerte hizo lo suyo y se escuchó un gritó:
-¡Bruno, mi amor! ¿¡Pensabas irte sin mí!?
Emilia se acercaba encantada hasta nuestros asientos. Bruno parecía atontado, sólo lo miré y le sonreí mientras mi cabeza se movía de un lado a otro. Decepcionado me dijo:
-¡No sabía que ella vendría! ¡Por favor créeme! ¡Terminé con ella, te lo dije! ¡No sé cómo se enteró! ¡Te lo juro, mi amor!
-No, a mi no me tienes que explicar nada. A la que le tienes que aclarar muchas cosas es a ella… ¡que al parecer esta muy entusiasmada con el viaje! ¡Disfruta tu fin de semana con la mujer que amas, mi amor!-Contesté sarcástica mientras me reía.
Tomé mis cosas, Bruno bloqueaba mi salida así que lo empuje y me fui varios asientos más atrás, dejándolo con los chillidos de Emilia, sinceramente eso lo disfruté. Odié a Lucas en ese momento, gracias a no sé que razones este fin de semana iba a ser el peor, a menos que no me topara con “ojitos claros” ni con su polola o ex histérica. Pero una corazonada me decía que eso no iba a pasar y que lo de disfrutar mi soledad quedaría sólo en un deseo que no se cumpliría.
Un par de horas después mientras leía, sentía la mirada de Bruno clavada en mí, al parecer Emilia se había calmado y dormía profundamente. No lo miré, seguí concentrada en mi lectura, hasta que de reojo traté de saber que hacía y no lo vi. Un tirón en mi pantalón hizo que me encontrara con él que se encontraba acostado en el piso de guata, quería reír al verlo así, pero me contuve. Tenía carita de pena y como buena tonta enamorada me enterneció, así que esta vez fui algo más amable, pero sin salir de mi seriedad:
-No quiero que tengas problemas con Emilia por mi culpa. Esto es una mala coincidencia, yo quería estar lejos de ti ¡y al final me topo contigo que te vas a una luna de miel reconciliadora con tu polola! Sólo fue mala suerte, pero si tratamos de no encontrarnos todos lo pasaremos bien.
-¡Yo vine a pasar un fin de semana contigo! Emilia no tiene nada que ver en esto y lo tiene que entender. ¡Si no estoy sentado aquí contigo ahora es porque no quiero que haga escándalos y nos arruine aún más el fin de semana! Para que veas que es verdad te traje una nota que te escribió Lucas, él me contó todo. ¡Él me dijo de tus planes y me dijo convenció de que viniera!-Dijo seguro.
Se levantó, miró hacia donde estaba Emilia, comenzó a acercarse mucho y eso significó una amenaza para mí, así que de inmediato frené su romanticismo:
-¡Ni se te ocurra acercarte mas! ¡Ándate si no quieres recibir un combo!
Se puso a reír y se puso de pie para volver a su asiento pero antes dijo:
-¡Este fin de semana es tuyo y mío! ¡Nada lo impedirá, te lo prometo! Apenas lleguemos a Temuco nos iremos juntos. ¡Y no intentes impedirlo!
En mi descuido por tratar de objetarle sus palabras me robó un beso y se fue. Me quedé con la dulzura de sus labios deseando que su promesa se hiciera realidad, de a poco me estaba convenciendo. A penas se fue abrí la carta que me había dejado Lucas: “Espero que puedas perdonar mi traición, soy un vil Judas que te entregó a tu peor enemigo…el amor. No te preocupes por mi, estoy bien porque se que Bruno y tú harán una buena pareja. Disfruta y dale una oportunidad, con él ya no tienes excusas, él es a quien amas”.
Llegamos a Temuco como a las seis de la tarde, mientras bajaba mis cosas Bruno se me acercó y me dijo:
-Ya hablé con Emilia. Lo entendió todo… de hecho su reacción me sorprendió. Pero quedamos como buenos amigos, ella es una buena mujer.
-¿Qué significa eso?-Pregunté incrédula.
-Significa que reafirmé mi libertad y que quiero estar contigo. ¡Ya nada me lo impide!
Bruno me abrazó y me besó tiernamente en la mejilla, estaba siendo cuidadoso para no recibir algún golpe de mi parte. Estaba asustada, no quería ser débil frente a “ojitos claros”, no quería estar con él. Era lo que tanto había esperado, pero no estaba lista para algo así, el miedo nuevamente se apoderaba de mí, así que opté por volver a ser el plomo de siempre:
-Yo no te pedí que hicieras nada, así que cada uno por su lado. ¡Ni pienses que voy a pasar el fin de semana contigo!

No hay comentarios.: