domingo, noviembre 11, 2012

Volver a escribir

Es bastante desagradable querer decir o hacer algo y no poder, esa sensación de represión desespera e incomoda. Hace rato que me vengo sintiendo así, como una olla a presión que quiere explotar de una buena vez, supongo que eso pasa cuando uno no es muy bueno para expresar lo que siente hablando. Yo me desahogo escribiendo y ni eso puedo hacer últimamente, creo que el trabajo me ha absorbido mucho y por otro lado se que como una gran obsesiva que soy terminaré escribiendo sobre un tema que me tiene aburrida y no quiero, por eso estoy tratando de “reencontrarme” lateando con mis incoherencias que nadie leerá.
A ratos pienso que perdí la chispa, que junto con muchas otras cosas también murió mi imaginación, que ya estoy nula, que la vocecita que me dictaba huyó cuando empezó a percibir un alto grado de locura…Que se yo, quizás me quedé como Shakira “ciega, sorda y muda”, ya no veo las cosas con la claridad de antes, no logro escuchar a nadie y me cuesta decir lo que pienso. Es raro.
Queridoa lectoroa (como dice la Pola) si somos amigos no me odie cuando lea esto pero me he dado cuenta de que cada vez que alguien me habla lo bloqueo automáticamente, primero empieza a sonar la musiquita de los Padrinos Mágicos que ameniza el momento y después me voy lejos, me pierdo gran parte de la conversación, me hundo en mis innumerables pensamientos  y vuelvo cuando me dicen “¿Qué piensas?” Yo podría contestar si realmente me preguntaran por MIS pensamientos en los que andaba vagando y no por el tema de conversación a los que les dediqué muchos “Ah, claro” o “Si, es cierto” Generalmente a la gente le gusta que le encuentren razón y con eso se quedan tranquilos, el problema llega cuando me topo con la excepción a la regla y a veces quieren saber mi opinión con más detalle y no se como safar para no meter las patas, es horrible.
¿Qué tiene que ver esto con mi falta de inspiración? ¡Mucho! ¡Ya no tengo tema! Antes sacaba ideas de los líos amorosos de mis amigas, problemas de otras áreas, afloraba más seguido mi feminismo (eso sigue vivo), mi ironía era dueña y señora de mis palabras y ahora sin escuchar a nadie más que a mí me he vuelto una fomeque. Ya no tengo ganas de putear a nadie, no quiero reclamar, no me fluyen las palabras, no tengo ideas y cuando las tengo ya no se como expresarla porque el duendecito redactor agarró sus maletas y se fue porque lo saturé. Quiero llorar.
Llevo una página de tonteras y de todo lo que dije siento que nada se conecta y que todo esto es una un asco, ojalá algún día pueda encontrar lo que se me perdió porque echo de menos esa parte de mi que era lo único que quedaba de la Astrid original. 

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