martes, abril 08, 2014

Perfecta

Soy lo que tanto quise ser. Desde niña mi único anhelo fue crecer, conseguir mi independencia y ser una profesional exitosa para manejar mi vida a mi antojo lejos de los reproches de mi familia. Si, lo conseguí todo: la profesión que a mí me gustaba, en la universidad que yo quería y en la ciudad más alejada; un departamento para mi sola, un trabajo que me acomoda y en el que hago y deshago porque soy mi propia jefa. Maravilloso, nunca la vida había sido tan dulce como ahora. El éxito es el mayor de mis placeres.
            Ahora que me miro en el espejo tan bien vestida y maquillada es difícil reconocerme entre tanta hermosura y perfección, es como si no fuera yo…Quizás no soy yo. No queda ningún rastro de la joven simple y noble, con una sencillez absoluta que iba desde la ropa hasta lo más profundo de su ser. No, nada queda de ella ni de su corazón puro y leal. ¿A quién le importa eso de todas formas? ¡Lo que estoy pensando es una soberana estupidez! ¡Por favor, mírate! No podrías ser ni la mitad de lo que eres ahora si aún fueras esa tonta simple y bonachona. ¡Qué horror!
            Aún recuerdo cuando quería más al resto que a mí, cuando lo daba todo y no recibía nada y creía en todos esos discursos baratos sobre amar sin esperar. Claro, era una adolescente ñoña de la que nadie esperaba nada. Creo que ni yo esperaba logar algo y eso fue mi impulso para alcanzar todo lo que me propuse, siempre me ha gustado llevar la contra incluso a mí misma. ¡Qué días aquellos! Era tan hippie, tan soñadora, tan ilusa, tan inocente ¡y tan tonta! Pero uno crece, la vida pasa con tantos remezones entre medio que los cambios son inevitables y poco a poco tu esencia muere. Ahora no creo en esos discursos, sigo sin esperar nada de nadie pero ahora tampoco doy nada.
            Así llegan días como el de hoy para mí en el que te miras al espejo y sabes que estás mirando a una extraña, en algún momento te perdiste y no sabes con exactitud cuándo fue. Pero soy exitosa y hago lo que quiero, eso lo vale ¿o no? Todo el sacrificio y la transformación deben tener su recompensa, el trabajar como esclava aunque ya no esté tan convencida de que esto es lo mío, vestirme con esta ropa incómoda para encajar en el mundo y verme intelectualmente sexy. Si, ser una mujer modelo, independiente, fuerte, segura y exitosa lo vale. Claro que lo vale.
            Me veo tan linda, es el reflejo que siempre quise ver cuando era una persona insignificante para todos…o significante cuando les convenía en realidad. Quien diría que llegaría tan lejos, mi papá jamás lo hubiera imaginado porque no fue el camino que él tenía pensado para mí. No, él quería una hija sumisa y abnegada, no la loca rebelde que se lanzó contra todo (incluso su propia familia) para salirse con la suya. A veces me pregunto si estará orgulloso pero supongo que eso siempre será un misterio.
            Mi vida es perfecta, mi vida es perfecta, mi vida es perfecta…Sin embargo, duele mirarme en el espejo y no saber quién soy, detesto la soledad en la que me he sumergido; estoy odiando mi trabajo y mi vida en general porque me siento en el limbo. Mi vida es perfecta pero no soporto usar esta ropa estrecha e incómoda y ya no tolero este maquillaje que sostiene mi sonrisa perfecta y toda la farsa detrás de mi perfección. Mi vida es perfecta pero el éxito no compensa todo lo que me falta, no aleja mi inseguridad ni me da fortaleza sólo me consume poco a poco.

            En este último tiempo extraño más que nunca a esa chiquilla simple, la que tenía corazón, la que sentía algo. Ahora cuando todo se ha vuelto vacío me despierto de mi ensueño y me doy cuenta de que mi vida es perfecta para todos menos para mí, que todo lo que he logrado ha sido un suicidio en vida distanciándome de lo que creía correcto para alcanzar lo inalcanzable, para alejarme de una buena vez del dolor. Pero fallé, a fin de cuentas salió peor el remedio que la enfermedad porque si hay algo perfectamente claro en todo esto es que soy perfectamente infeliz.            

No hay comentarios.: