sábado, septiembre 19, 2009

Adiós

Cerati escribió: "Poder decir Adiós es crecer", yo me pregunto ¿por qué cuesta tanto? Las despedidas duelen y calan lo más profundo del alma, y no sólo el adiós a las personas, también a las cosas o a ciertas situaciones de la vida que nos han llenado de felicidad...o la han simulado al menos.

Creo que siempre sabemos cuando se acerca el fin de algo y de antemano empezamos a lamentarnos, así es como uno se da cuenta que es difícil crecer y que cada paso es más doloroso que el anterior. Me encantaría saber si en algún momento deja de ser así, lo único que tengo claro es que cuando alcanzamos la sabiduría ya no nos sirve de nada porque estamos con un pie en el cajón.

No, nunca me ha gustado decir adiós, de hecho lo detesto y creo que ese es uno de mis mayores defectos, no me adapto a los malditos cambios aunque yo misma sufro constantes mutaciones.

Yo no quiero decir adiós nunca más, creo que esto se debe a que me he despedido tantas veces que ya prefiero evitarlo y dejar ciertas cosas inconclusas para mantener la esperanza de que alguna vez volverá a ser todo como antes. ¿Muy pendejo?, puede ser pero al menos me funciona de vez en cuando para evadir la realidad.

Adiós, cuesta decirlo, cuesta asimilar que hay personas que se van de tu vida, que ese ciclo ha terminado y que tú no acabas con él, es difícil y extraño estar conscientes de que se puede seguir a pesar de todo. Y aunque sé todo esto, la angustia me mata cada vez que alguien que amo se aleja de mí.

Me niego a decirte adiós pero sé que nada será igual, puedo ver más allá de lo evidente. ¿Será que no quiero crecer?

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